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Sunday, 19 March 2023

PASTELITOS DE CARNE O LOS "BEEFCAKE BOYS"


Página creada por: PACO GRANADOS


 PRÓLOGO 

Para un libro sobre actores dentro del armario en Hollywood, es inevitable hablar de Henry Willson, el avispado representante de la mayoría de actores gay en la meca del cine. Aunque los representados tenían más que una ventana abierta del armario. El representante de Hollywood sometía sexualmente a sus actores, los casaba a la fuerza e inventaba romances. 


Henry Wilson junto a su representado más famoso: Rock Hudson

Los chicos de Henry Willson, o sus pastelitos de carne. Ya hablamos de una nueva generación de actores, formados todos en el Actor's Studio, que surge en el cine de Hollywood en los años 50. Son nuestros Rebeldes favoritos del Método: Brando, Clift, Newman y Dean. No confundir con los "Beefcake Boys", jóvenes y hermosos ejemplares también, pero que no eran necesariamente conocidos por sus habilidades dramáticas en la gran pantalla, sino por lo bien que quedaban sin camiseta en la portada de una revista o del brazo de la última estrella de turno. 

Son los chicos del Technicolor: algunos no sabían hablar, pero qué más da, si la cámara y el público les amaba. Beefcake (en oposición al término Cheesecake), se refiere al consumo del cuerpo masculino como objeto sexual, todo un negocio tras la Segunda Guerra Mundial. Las revistas de cine empiezan a mostrar a chicos guapos y atléticos, y el fenómeno se extiende a las revistas de culturismo, en las que aparecen aspirantes a actores, desnudos o en bañador, la mejor excusa, casi la única, para un público gay. Es un concepto que ya se utilizaba con Rodolfo Valentino y Ramón Novarro, los primeros en mostrar el torso desnudo en la gran pantalla. Esta tendencia continua en los años 30 con Tarzán, el beefcake por excelencia: Buster Crabbe, Johnny Weissmuller... 

Hay ejemplos en los años 40, pero no es hasta los 50 cuando se produce la explosión de los pastelitos de carne. 

Buster Crabbe, es el único actor que ha interpretado a Tarzán, Flash Gordon y Buck Rogers, los héroes del cómic de los años 30. Buster Crabbe, Medalla de Oro en Los Angeles'32, en Search for Beauty interpreta a un nadador olímpico como él, y tiene una escena en los vestuarios MUY INTERESANTE para este post, más si tenemos en cuenta que se trata de un film de 1934. 

Henry Willson fue un cazatalentos de Hollywood -trabajaba para el productor David O.Selznick, fundamental en la popularización de los Beefcakes. Frecuentaba bares gays donde prometía fama, dinero y una carrera en el cine a jóvenes que veía con potencial, o a aquellos que le gustaban con la única pretensión de acostarse con ellos. Su primer cliente (y amante) fue Junior Durkin, que murió en accidente de coche con apenas 20 años. 


Willson tenía un talento especial para descubrir caras nuevas, aunque sus aptitudes para la interpretación fueran inversamente proporcional a su belleza. Se consolida en el negocio con Desde que te fuiste -el pretendido homenaje de Selznick a la labor de las mujeres durante la Segunda Guerra Mundial, con Claudette Colbert, Jennifer Jones y Shirley Temple-, consiguió colocar a Guy Madison, Craig Stevens y John Derek en papeles secundarios. Es entonces cuando abre su propia agencia que se nutre de las carreras de sus hallazgos, efÍmeras la mayoría de las veces, y con bastante éxito en algún caso. 

La mayoría de sus representados eran chicos, pero le debemos también el descubrimiento, entre otras, de Rhonda Fleming, Gena Rowlands, Debbie Reynolds, o Judy Tumer, que rebautizó como Lana Tumer. Ann Doran, otra de sus dientas, decía que "si un actor joven y guapo tenía a Henry Willson como agente, se asumía que era homosexual, como si lo tuviese escrito en la frente"...otros se dejaban hacer, alguno era heterosexual, incluso. Pero si eras un chico Willson todo el mundo daba por supuesto que te habías acostado con él. 

La mayoría de sus clientes importantes fueron abandonándole poco a poco debido a su mala reputación. Pero con la llegada de la TV pudo mantener ocupados al resto de sus muchachos durante varios años. La plantilla que pudo reunir en su agencia es impresionante: entre los que pasaron por su oficina, aunque no necesariamente por sus manos, están Troy Donahue, Tab Hunter, John Gavia, Robert Wagner o Jeffrey Hunter, pero sobre todo es famoso por ser El hombre que inventó a Rock Hudson. Rock Hudson fue el más aventajado de sus protegidos. En todos los sentidos: sorprendía al propio Willson porque siempre estaba dispuesto a mucho más de lo que se le pedía. La Universal se dio cuenta de que estaba ante una estrella emergente con el éxito de Obsesión, y ante el eminente estreno de Gigante le casaron rápidamente con una secretaria del estudio para acallar los rumores que circulaban sobre su homosexualidad. Uno de los secretos mejor guardados de Hollywood, que el mundo no supo hasta los años 80. Phillyps Gates, al morir éste, publicó "muy oportunamente" Mi esposo: Rock Hudson. Aunque ella dibuja un panorama terrible, el de una mujer engañada, un hombre violento, no hay quien se crea que se casó enamorada del actor y no como una estrategia del estudio para ocultar un escándalo. 

Guy Madison era empleado de telefónica y Guardacostas, pero dejó la Armada cuando Willson le dijo "nene, tú vales mucho". Un pequeño papel como marinero en Desde que te fuiste fue suficiente para convenirse en la sensación de 1944. Tras el estreno del film, el estudio recibió miles de cartas de admiradoras que deseaban saber más de él. Madison firmó por RKO y apareció en varias películas, pero no tuvo el mismo éxito que como chico pin-up. Acabó en Europa haciendo spaghetti westerns. Está considerado como el original "Beefcake". Fue el primer descubrimiento importante de Henry Willson, y lo que le empujó a crear una agencia especializada en este tipo de actor. 

Troy Donahue era el beefcake favorito de las adolescentes. Era el primero en reconocer su escaso talento como actor, pero su cara en las portadas vendía muchísimas revistas de cine. Se coló en el reparto de Imitación a la vida, donde conoció a su gran amiga Sandra Dee, con la que formó la pareja ideal (y ñoña) de la América de los 50. Había tan buena química entre ellos que les volvieron a unir en En una isla tranquila, al Sur. Ella estuvo enamorada de él, platónicamente, hasta que apareció Bobby Darin. Con Connie Stevens, otra buena amiga, rodó el melodrama kitsch Susan Slade y, mi favorita, la deliciosa Parrish. Y con la bella Suzanne Pleshette, con quien estuvo casado nueve meses, coincidió en otras dos ocasiones. 

Robert Wagner y Jeffrey Hunter, rivales en la pantalla, amigos íntimos en su vida privada. Representan a la perfección al Beefcake de la década. Hunter era el (proto)típico ídolo juvenil, Wagner era más como el amigo ideal o una especie de hermano mayor. Robert Wagner era guapo, tenía talento y tuvo mucha suerte. Al inicio de su carrera fue apadrinado por el actor gay Clifton Webb, quien le presentó a las personas más importantes de Hollywood, y le dio buenos consejos, entre ellos que participara en Con una canción en mi corazón junto a Susan Hayward, que supuso su revelación, y le coló junto a él en el reparto de Titanic, donde trabajaba la también armarizada Barbara Stanwyck. 

La política matrimonial de Hollywood, que era más rígida que la de los Reyes Católicos, aireó un supuesto romance entre ambos Poco después se casó con una jovencísima Natalie Wood (otra chica Willson después de su etapa infantil). Con su amigo Jeffrey Hunter coincidió en varias ocasiones: en la primera versión de Bésame antes de morir, o La verdadera historia de Jesse James de Nicholas Ray, en la que Robert interpretaba a Jesse y Jeffrey a Frank James. Ray volvió a llamarle para interpretar a Jesucristo en Rey de Reyes. Le ayudó mucho en su carrera formar parte del grupo de actores habituales de John Ford: El último hurra, El sargento negro, y el que creo que fue su gran papel, el indio mestizo que acompañaba a John Wayne en Centauros del desierto. 

Tab Hunter, otro ídolo juvenil que como Donahue -atlético, rubio, y de ojos azules- tan sólo era una cara bonita. Se especializó en películas de surf sin ningún interés, pero como personaje era muy interesante. Guardacostas a los 14, con 15 era el centro de atención de las fiestas de Cole Poster en Nueva York, con 16 se va a Hollywood, y alcanza la fama con 20. Su homosexualidad fue ocultada celosamente por la maquinaria de Hollywood. Sin embargo, curiosamente, las revistas de la época mostraban al actor en actitudes que tanto ayer como hoy pueden ser consideradas abiertamente gay. Cocinando con Roddy McDowall durante el rodaje de The Loved One; o escuchando a un maquilladísimo John Bromfield hablar por teléfono con un tremendo bañador blanco; con Rudolf Nureyev, disfrutando de una divertida jornada en el mar, con unos bañadores ajustadísimos. A pesar de que se le inventaban romances con jóvenes actrices como Debbie Reynolds o Natalie Wood, nadie en Hollywood desconocía su relación con el actor Anthony Perkins o Ronnie Robertson, patinador sobre hielo, con los que mantuvo una larga relación sentimental. Estaba retirado cuando John Waters le llamó para Polyester, y su pareja produjo Lust in the Dust. Aunque siempre vivió su sexualidad alegremente, no lo confirma hasta 2005 que publica Tab Hunter Confidential: The Making of a Movie Star, en la que cuenta su relación con el productor Allan Glaser desde 1982, que está preparando en la actualidad un documental sobre su vida. 

Natalie Wood y Margaret O'Brien solían jugar a tratar de averiguar cuáles de ellos se había acostado con Henry Willson. «Oh por supuesto, sali con todos estos chicos homosexuales porque me gustaban más. No eran unos frescos. Eran divertidos, dulces. No se echaban sobre mí como el resto de hombres heterosexuales...» dijo Debbie Reynolds. 

La Universal le había contratado sólo por su espectacular físico, pero además era buen actor. Ganó el Globo de Oro a la nueva promesa de 1955, sin embargo, George Nader tuvo que competir con actores más famosos como Tony Curtis, Jeff Chandler o Rock Hudson, con el que mantuvo una relación íntima. No estoy seguro si era Nader al que pillaron en la parte trasera de un coche con Hudson, pero fue el que pagó el precio más caro. 

La revista más cotilla de Hollywood, Confidencial -especializada en excesos, infidelidades... (sexo, drogas y bebop)-, quería revelar la homosexualidad de Rock Hudson poco antes del estreno de Gigante. Willson se las arregló para evitar el escándalo: le obligaron a casarse con la secretaria y, a cambio del silencio de la revista, vendió el pasado de Tab Hunter, Rory Calhoun, y la intimidad de George Nader. Fue su final en Hollywood. Se vino a Europa con su pareja, Mark Miller, que curiosamente era el secretario de Rock Hudson. 

Rory Calhoun fue descubierto por Willson cuando acababa de salir de la cárcel. El primer nombre que tuvo en su reciente agencia. Su primer trabajo fue como acompañante de Lana Turner al estreno de Recuerda de Hitchcock. Era el escolta perfecto para las estrellas femeninas del estudio. Fue otro de los sacrificados por Willson en beneficio de Rock Hudson: aunque se descubrió el pasado carcelario de Rory Calhoun, no le perjudicó demasiado, es más creció su fama de chico malo. Estuvo casado dos veces, pero fue muy amigo de Guy Madison (Henry Willson decía que mucho más que amigos), incluso fue el padrino de uno de sus hijos. 

Farley Granger, en Senso de Luchino Visconti o la ópera prima de Nicholas Ray, Los amantes de la noche, también protagonizó dos de las películas de Hitchcock que tienen fama de esconder un subtexto gay: La soga y Extraños en un tren. En El Celuloide Oculto declara que durante el rodaje de La soga los actores en todo momento sabían que estaban interpretando a una pareja homosexual. En 2007 publicó Include Me Out, una suculenta biografía donde repasa esta intra-historia de Hollywood, co-escrita con Robert Calhoun, su pareja durante 45 años. Es de los pocos gays reconocidos que presume de no haber pasado por las manos de Willson. 

El Peplum «Hey, ¿alguna vez has visto a un hombre adulto desnudo? ¿has estado alguna vez en una prisión turca? ¿te gustan las películas de gladiadores» Steve Reeves fue Mr. Universo en 1948. Pudo ser algo más, pero se quedó en el Rey del Peplum: estuvo a punto de ser Sansón (y Dalida) pero eligieron a Victor Mature, rechazó el papel de James Bond en Agente 007 contra Dr. No, y también el que finalmente interpretara Clint Eastwood en Por un puñado de dólares. No obstante, tuvieron muchísimo éxito sus películas de Hércules. Con la aparición del Spaghetti Westem, Reeves y el Peplum pasaron a la Historia. Son algunos otros de los "mazas" que viajaron a Italia siguiendo la estela de Steve Reeves, para probar suerte en el Peplum. Sólo Gordon Scott rozó la popularidad de Reeves. Fue Tarzán hasta en cinco ocasiones. También probó suerte en el Peplum italiano: coinciden ambos en Rómulo y Remo, en la que interpretaban a los hermanos gemelos fundadores de Roma, amamantados por una loba. 

Ed Fury.- Mr. Muscle Beach'S 51 y '53, y sin ningún complejo a la hora de lucir cuerpo. Seguramente por ello fue otro de los favoritos de las portadas de las beefcakes magazines, lo que hizo que Hollywood se fijara en él rápidamente. Trabajó junto a Susan Hayward en Demetrius y los gladiadores, y era uno de los clientes del bar donde trabajaba Marilyn en Bus Stop. No dio para más. Se trasladó a Italia y rodó algunos Peplums. 

Mickey Hargitay.- Miklós era un acróbata húngaro que llega a EE-UU tras la Segunda Guerra Mundial. Comenzó a practicar culturismo al ver a Steve Reeves en la portada de una revista, y no paró de machacarse hasta ser elegido Mr. Universo 1955. Mae West le vio en una revista y le contrató para un espectáculo donde conoció a la espectacular Jayne Mansfield. Hicieron varias películas juntos, pero su mejor obra fue su propia boda y la decoración de su mansión de Hollywood, The Pink Palace, un templo kitsch que no tiene desperdicio. 

Otros clientes de Willson.- John Gavin.- Tan guapo como Rock Hudson (muchas veces les compararon: alto, moreno, con torso y espaldas im-presionantes, de hecho, heredó algunos papeles previstos para él). Aunque sin estatus de estrella participó en algunos proyectos importantes como Psicosis, Espartaco o Imitación a la vida. Trabajó con Hitchcock, Kubrick y Sirk antes de emular a James Bond en productillos europeos. De origen latino, dominaba el castellano, por lo que fue nombrado embajador en México para su amigo Ronald Reagan. No creo que Willson tuviera mucho éxito con Gavin. 

Nick Adams, malogrado chico Willson, del que todos destacaban su increíble potencial, incluso fue nominado al Oscar como mejor actor de reparto por A cualquier precio, junto a Richard Chamberlain, otro que podríamos incluir en esta lista. Años después se publicó sobre las circunstancias de su muerte, murió de sobredosis a los 36 años, y de su vida, se especulaba sobre la ambigua amistad que tenía con James Dean o Elvis Presley. 

Tom Tryon: George Cukor le llamó para acompañar a Marilyn en la inacabada Something's Got to Give, pero fue despedido tras el fallecimiento de la Monroe. Sus mejores trabajos los hizo con Otto Preminger: Primera victoria y El cardenal, que le valió una nominación al Globo de Oro. En 1969 se retiró para escribir novelas de misterio con cierto éxito. Sus parejas más conocidas fueron el actor Clive Clerk, y el famoso actor pomo Casey Donovan. 

Y la lista sigue...


Dirk Bogarde 

Derek Jules Gaspard Ulric Niven van den Bogaerde, (Londres, 28 de marzo de 1921 — Londres, 8 de mayo de 1999). 

De ascendencia holandesa y escocesa, su padre, Ulric van den Bogaerde, era el editor artístico de The Times y su madre, Margaret Niven, quien era actriz. 

Dirk mostró desde muy joven una gran inteligencia y aplicación en sus estudios. Se inclinó inmediatamente por la interpretación al inscribirse para estudiar arte dramático en el Royal College of Art of London. Trabajó como fotógrafo para poder pagarse los estudios, actividad que no abandonó cuando fue movilizado por el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial. Intervino en campañas en Java y Birmania y asistió al desembarco de Normandía. Una experiencia que lo marcó bastante y de la cual no pudo hablar durante varias décadas. Su horror y repulsión hacia la crueldad que vio en el frente, ayudaron a crear una especie de hostilidad hacia Alemania; en los años 90 escribió que bajaría de un ascensor antes que estar en uno junto a un alemán. Irónicamente, tres de sus papeles más importantes serían interpretando a un alemán (uno de ellos, un oficial de las SS). 

EL ACTOR A su vuelta, consiguió enrolarse en algunas compañías teatrales, inicio de una travesía dura, complicada y sobre todo, muy lenta. Pero, un buen amigo y consejero, Noel Coward, el famoso dramaturgo, le ayudó a surgir de entre los bastidores y firmar un importante contrato en exclusiva con el productor Arthur Rank, propietario de la archiconocida compañía cinematográfica británica Rank Organisation. Su físico, bien parecido con un talante agradable y muy afable, le condenaron desde el principio a papeles de poca profundidad dramática, de galán o de padre de familia acomodada. 

En 1939, en Come on George, Dirk fue uno de tantos extras que salían en el filme y ni siquiera estaba acreditado. Ocho años después se iba a producir su debut oficial: Dancing With Crime (1947); y uno más tarde iba a aparecer en su primer papel protagonista: Esther Waters (1948), de Peter Proud e lan Dalrymple. Y sólo un año más tendría que esperar para conseguir su primer papel en un filme importante: la película en episodios Quartet (1949). 

En 1954 el cineasta norteamericano Joseph Losey se encontraba en Europa rodando algunos filmes para sobrevivir. En Inglaterra estaba preparando El tigre dormido y alguien le sugirió que contratara a Bogarde para el papel de Frank Clements, un delincuente que hará de cobaya para un psiquiatra londinense y que terminará seduciendo a la mujer de éste. Comenzó así una asociación inolvidable en la historia del cine. Para entonces, Bogarde era ya una estrella muy popular en Gran Bretaña y aunque tenía que mantener sus tediosas apariciones en la serie Doctor in..., las películas eran producidas con él como protagonista absoluto. 

Su físico, bien parecido con un talante agradable y muy afable, le condenaron desde el principio a papeles de poca profundidad dramática, de galán o de padre de familia acomodada. Adicionalmente, Bogarde fue el primer británico en fomar parte del jurado de Cannes; y rechazó aparecer en un vídeo de Madonna. Una trayectoria brillante que no ha sido fielmente evaluada por la crítica especializada. Esto debido a que su indiscutible talento interpretativo no se considerara en ese momento especialmente diferente al de Montgomery Clifi, John Cassavetes o Anthony Perkins y no hubiera posibilidad para él de competir en la comedia ligera con Cary Grant o Rock Hudson. Además, el ferviente deseo de Bogarde de hacer películas que realmente demostraran que era un actor serio, le privó acceder a otros papeles más variados y que le habrían ayudado a ser más popular. 

Pero lo que más le condicionó, fue su tajante negativa a acceder, para su promoción, a un matrimonio arreglado con una starlett, negativa que no gustó para nada a los grandes productores de Hollywood. Pero, pese a todo y a todos, muchos lo consideran la mayor estrella británica. 

A pesar de haber vivido fuera de Gran Bretaña más de veintidós años, en 1992 fue nombrado por la Reina de Inglaterra Caballero de la Corona Británica y diez años antes, ya había recibido la Orden de Caballero de las Letras por el gobierno Francés; pruebas del prestigio de este actor que siempre supo, con una sobriedad verdaderamente asombrosa, dotar a los muchos personajes que interpretó de una profunda riqueza. 

En 1977 Bogarde se dedicó a su segunda carrera, como escritor, comenzando con su primer volumen A Postillion Struck by Lightning, escribió una serie de autobiografías, novelas y críticas de libros. Como escritor Bogarde demostró ser un autor de estilo elegante. 

Bogarde nunca contrajo matrimonio y durante su vida, se dijo que era homosexual. Durante varios años compartió su hogar con su representante Anthony «Tony» Forwood (esposo de la actriz Glynis Johns y padre del actor Gareth Forwood), pero negó varias veces que su relación fuese algo más que amistad. Aunque Bogarde ha sido criticado por algunos ya que nunca hizo conocer su situación, protagonizó la película de 1961 Victim donde interpretaba a un bisexual en Londres que mantenía una relación sentimental con un joven. Victim es considerada la primera película británica en tratar seriamente el tema de la homosexualidad. La película ayudó a cambiar las leyes que afectaban a los homosexuales en el Reino Unido. 

La relación más seria de Bogarde con una mujer fue con la actriz francesa Capuchine, con la cual quería casarse. La verdad es que, para ser un actor, alguien obligado a vivir la mayor parte de su vida a la vista de todo el mundo, Sir Dirk Bogarde fue un personaje enormemente celoso de su intimidad. En parte se explica por su actitud paranoica a la hora de hablar de su relación con otro hombre, con quien compartió su hogar durante casi 40 años. Bogarde y Forwood residieron en Francia desde principios de los años 70 y ya no regresaron a Gran Bretaña hasta 1987, cuando Forwood se encontraba gravemente enfermo de un cáncer del que murió seis meses más tarde. Se habían trasladado a la Provenza porque, en aquella época, Dirk Bogarde estaba mucho más solicitado para trabajar por los directores de cine europeos, aunque también para huir del agobiante régimen fiscal de Gran Bretaña. Esta forma de vivir fue el propio dilema de Bogarde, lo que le permitía una mejor comprensión de los papeles que encamaba. 

También tuvo una extraordinaria capacidad para traspasar sus sentimientos y preocupaciones a la pantalla. Bogarde sufrió un infarto menor en noviembre de 1987 en momentos en que su amigo Anthony Forwood agonizaba debido a su cáncer de hígado y el Parkinson que padecía. En septiembre de 1996, Dirk fue sometido una intervención quirúrgica para desbloquearle las arterias coronarias y sufrió un infarto masivo, enseguida de la operación. Bogarde quedó paralizado de una parte de su cuerpo, produciéndole dificultades en el habla y condenándolo a una silla de ruedas. Sin embargo, esto no impidió que dictara su vida la que, convenida en autobiografía, fue publicada en The Daily Telegraph. Sin embargo, esas memorias no confiesan jamás a las claras la auténtica naturaleza de las relaciones entre Bogarde y Forwood. 

Al igual que en las entrevistas periodísticas, Bogarde se refería en sus libros a su compañero íntimo como "mi representante" o, en todo caso, en muy raras oportunidades, como "mi compañero", por lo que sigue siendo un secreto los detalles precisos de su relación. Dirk pasó la víspera de su muerte, compartiendo en su casa en Londres con su amiga, la actriz Lauren Bacall. Dirk Bogarde murió de un ataque cardíaco el 8 de mayo de 1999, a los 78 años de edad. Sus restos fueron convenidos en cenizas y esparcidas en terrenos de su antigua finca Le Haut Clermont, en Chateauneuf de Grasse, Francia. Antes de morir, prendió fuego a la mayor parte de sus papeles, sus fotografías y sus cartas, entre los que figuraba, para decepción general, un diario que había escrito durante su visita a Belsen (pequeña localidad del noroeste de Alemania donde los nazis levantaron un gran campo de concentración y de exterminio), inmediatamente después de la liberación de este lugar en 1945. Bogarde había pasado por una traumática experiencia bélica, en parte responsable de su personalidad reservada y sensible. 


Marlon Brando 

(Omaha, Nebraska, 3 de abril de 1924 - Los Ángeles, California, 1 de julio de 2004). 


Las declaraciones de Quincy Jones sobre la relación de Marlon Brando con Richard Pryor añaden una muesca más en el pasado bisexual de Brando. La vida privada de las grandes estrellas de cine nunca llega a serlo del todo. Incluso si han pasado décadas desde su adiós permanente, siempre hay algún familiar, amigo o confidente con ganas de desempolvar asuntos turbios para sacarle tajada en vida. Por eso no sorprende que el nombre de uno de los más ilustres, Marlon Brando, haya vuelto a salir a la palestra 17 años después de su muerte. Su nombre revive de la mano del azote en que se ha convertido Quincy Jones, el productor musical que esta semana sorprendió a propios y extraños con una entrevista incendiaria en la que no deja títere con cabeza. 

De alguna forma, el periodista de Vulture y él acabaron hablando del ganador de dos Oscar y este comenzó a dar nombres de unos cuantos hombres con los que había dormido el actor de 'El padrino' y 'La ley del silencio'. "Era el hombre más encantador que podías conocer. Dormía con lo que fuera. Con lo que fuera. Incluso con un buzón. James Baldwin, Richard Pryor, Marvin Gaye", dijo Jones, que solía pasar tiempo con el actor en su isla del Pacifico cuando andaba de bajón anímico. 

Lo de Pryor ya ha quedado confirmado por su propia viuda, Jennifer Lee Pryor. En una entrevista con el portal TMZ' aseguró lo que ya era una secreto a voces, que al comediante le gustaban tanto los hombres como las mujeres y que con Brando estuvo involucrado sentimentalmente. "¡Eran los años 70! Las drogas todavía eran buenas, especialmente los quaaludes. Si te metías suficiente cocaína, podías dormir con un radiador y mandarle flores por la mañana", se burlaba. En cambio, tras estas declaraciones, la hija de Pryor, la actriz Rian Pryor, lo ha querido desmentir en su página de Facebook. "Papá no tuvo relaciones de esa naturaleza con Brando. Nunca hubo viajes en crucero, ni flores ni notas románticas entre ellos. Ni siquiera hubo papeles cinematográficos". 

La homosexualidad es un asunto del que Brando tampoco rehuía. Durante una entrevista en 1976 con un periodista francés dijo que la homosexualidad estaba de moda y que ya no era noticia. "Como una gran cantidad de hombres, yo también tuve experiencias homosexuales, y no estoy avergonzado". Uno de ellos fue el malogrado James Dean, otro de los grandes iconos de Hollywood pese a que solo rodó tres películas. 

De acuerdo a un libro de Danforth Prince y Darwin Poner, los dos actores tuvieron una intensa relación sadomasoquista en secreto donde Dean le pedía a Brando que le quemara con cigarrillos. Al parecer, parte del juego macabro de Brando, al que solo le interesaba el joven actor por el sexo, era que te viera en plena acción con extraños para provocarle aún más. Después, cuentan amigos cercanos que le gustaba dejar al protagonista de "Rebelde sin causa" a la puerta de su apartamento, muerto de frío, con la esperanza de que su ídolo le abriera para otra sesión amorosa. 

El libro cuenta que Dean estaba enamorado de Brando pero que éste nunca le correspondió. "Realmente creo que Dean se enamoró de Brando. En mi opinión, Brando estaba enamorado de Brando", decía la actriz Stella Adler. 

También le relacionaron durante un tiempo con Jack Nicholson, un colega de profesión con el que compartió vecindario en Hollywood. La cosa no pasó del rumor, un asunto del que Brando no se llegó a pronunciar. "Nunca le he dedicado demasiada atención a lo que la gente pensaba de mí, pero si hay alguien que está convencido de que Jack Nicholson y yo somos amantes, pueden seguir pensándolo. Me divierte". 

Una larga lista. Una ya nutrida lista desde que Jones incorporó nombres como el del músico Marvin Gaye o el escritor y activista James Baldwin. Todo ello para un hombre que estuvo casado en tres ocasiones y que tuvo 11 hijos en total, un carrerón en el que hay nombres de amantes en cantidad. Marilyn Monroe está entre ellas, a la que conoció tocando el piano en una fiesta, sin que nadie supiera quien era. Tuvieron un affaire y mantuvieron una relación intermitente durante varios años. 

Su primer matrimonio fue con Ama Kashfi en 1957, una actriz nacida en Calcuta de origen irlandés con la que tuvo un hijo, Christian Brando, y de la que se divorció en 1959. Un año más tarde lo intentaría de nuevo con Movita Castañeda, una actriz mexicana con la que rodó 'Rebelión a bordo' y con la que tuvo dos hijos, Miko y Rebecca. Tampoco el matrimonio le duraría mucho en ese caso porque en 1962 volvería a unirse con Tarita Teriipaia, una mujer de 20 años y 18 años más joven que el actor. Por ella decidió estudiar francés y conceder algunas entrevistas en ese idioma. 

Después tendría una larga relación con su ama de llaves. María Cristina Ruíz, con la que tuvo tres hijos. Al final de la lista aparece el nombre de otro hombre, su amigo de mayor recorrido, el comediante Wally Cox. Se conocieron de niños en Evanston, Illinois, donde Brando pasó parte de su infancia. Fueron tan estrechos amigos, viviendo juntos durante un tiempo ya en sus años en Hollywood, que se desató la especulación sobre su presunta relación. "Si Wally hubiera sido una mujer, me hubiera casado con él y hubiéramos vivido felices para siempre", dijo Brando, que nunca tuvo pelos en la lengua. 

Era hedonista, promiscuo, y parece que no le hacia ascos a nada. El primer amor de Marlon Brando fue su niñera. En vida reconoció que su marcada sexualidad empezó muy pronto, nada menos que a los cuatro años, cuando su tata y él dormían desnudos y la amaba en secreto. "Fue hasta que se casó y abandonó mi hogar. Juro que pasaría gran parte de mi vida tratando de encontrarla". 

Brando debutó en el cine en Hombres, pero se pasaba la película sobre una silla de ruedas. Fue su segunda película, Un tranvía llamado deseo, la que lo convirtió en un icono sexual y en el actor más valorado de su generación. Tres años después, su motero Johnny Strabler en Salvaje se convirtió en otro icono sexual tan relevante que su atuendo fue imitado por el mismísimo Elvis, el segundo hombre más deseado en aquella Norteamérica. 

Lo que las fans no sabían es que a Brando también le gustaban los tíos y era un devorador en el sexo y en la mesa. Antes de abandonarse y acabar inmensamente gordo, fue sexy, seductor y rico. No muy listo, según Truman Capote. En su estupendo retrato, titulado El duque en sus dominios, el escritor lo presenta como un ser bello pero absurdo y sugiere la razón de su incansable búsqueda de cama en cama. Todo tenía que ver con su primer amor roto: el de su madre alcohólica. Así lo confiesa: "Un día mi madre dejó de importarme. Ella estaba allí. En una habitación. Aferrándose a mi. Y la dejé caer. Porque ya no podía soportarlo. Verla en pedazos, frente a mí, como una pieza de porcelana. Desde entonces fui indiferente". 

Brando, que en su época más desenfrenada llegó a estar con cinco mujeres al mismo tiempo, cortejó a Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Grace Kelly, Jackie Kennedy... a cientos, conocidas y anónimas. Sus esposas oficiales fueron tres, las tres desconocidas y de piel canela. Le volvía loco ese tipo de piel y, de hecho, su relación más duradera fue con Rita Moreno. Los dos se devoraban y se ponian los cuernos mutuamente. Para ponerle celoso, y al enterarse de una de sus nuevas conquistas, Moreno contraataco acostándose con Elvis. Por cierto: pocos saben que Brando también se encamó con Leonard Bernstein, compositor de la película más famosa de la actriz latina: West Side Story. Rita Moreno dijo sobre él: "Mi relación con Marlon fue como una tormenta. Fue sensual, divina, chistosa y entretenida, pero más que nada una obsesión. Era como la cocaína. Le encantaban las mujeres y yo quería que él fuera fiel, pero eso era imposible. Había tantas mujeres en su vida... Después de todo lo que pasamos me sentía tan mal, tan inferior y tan triste, que tomé pastillas. Me quería matar". 

El voraz Brando no solo se alimentaba de mujeres, también de hombres. De hecho, no disimuló su lado femenino, con el que le gustaba coquetear hasta en sus películas. Solo hay que recordar los amaneramientos de Fletcher Christian al inicio de Rebelión a bordo, su personaje bisexual en El último tango en parís o su viejo pistolero travestido de señora en Missouri. Y no digamos el reprimido y masoquista Weldon Penderton de Reflejos en un ojo dorado. Es como si Brando se hubiese querido quitar al machirulo Stanley Kowalski de encima el resto de su carrera. Uno de sus primeros amores masculinos fue con un hombre que también tenía la piel oscura. 

En la cafetería Hector's, esquina de la Cuarta con la Séptima, Normal Mailer le presentó a James Baldwin. Marlon ya había conocido el sexo con hombres en la academia militar de Shattuck, concretamente con un adolescente llamado Steve Gilmore. Igual que a Moreno, lo destrozó cuando el chaval descubrió la cantidad de novias que compaginaba con su relación. 

Además del atormentado y masoquista James Dean, otro torturado actor que se enamoró de Brando fue Montgomery Clift, alcoholizado por su reprimida homosexualidad. Su amor duró poco, aunque su amistad se prolongó hasta la prematura muerte de Monty. Brando, hedonista sin complejos, era incapaz de lidiar con los insoportables bajones del maniaco-depresivo actor. Los dos fueron las estrellas del cartel de El baile de los malditos, en cuyo rodaje Marlon espiaba a Monty para descubrir su técnica. 

Otro gigante de la interpretación que quedó prendado de él fue Sir Lawrence Olivier. En 1946 el joven Brando deslumbró en la obra Antigona, que entusiasmó al shakesperiano actor, casado con Vivien Leight. El amanerado Olivier apareció en su camerino y le dijo: "Qué maravilla de representación. Soy el que se ha casado con Scarlett O'Hara". Cuando la también maniaco-depresiva Leight se enteró del romance gay de su marido, dijo: "¿Marlon Brando?, yo debería probarlo también". Cinco años después, y gracias a Un tranvia llamado deseo, Leight compartiría con Brando más que un plató. 

Y de repente llegó el primer gatillazo. Preocupado, Brando viajó a París a desconectar del estrés de su oficio y conoció al director Roger Vadim, amante de Jane Fonda, con la que el actor trabajó en La jauría humana. Emborrachándose y esnifando cocaina por el Barrio Latino, Brando conoció a dos jóvenes franceses: los actores Christian Marquand (El dia más largo) y Daniel Gélin (El hombre que sabía demasiado), íntimos de Jean Cocteau. El trio llegó a oídos de Capote y los admiró en la distancia. Le llegó a decir a su amigo Tennessee Williams, enamorado de Brando de forma obsesiva: "Eran tan jóvenes, tan bellos y tan incapaces de disimular su amor, que me conmovían". Brando se veía con Christian (nombre que Brando dio a su hijo) por el día y con con Daniel por la noche. Y para colmo, acabaría compartiendo película y desnudos con la hija ilegítima de Daniel, María Schneider, protagonista de El último tango en París. Además, Marquand aparecería (más bien desaparecería en la sala de montaje) en Apocalypse Now, en la escena eliminada de la plantación francesa. 

Fue el propio Brando el que desveló sus tres amores masculinos: "Solo he amado a tres hombres en mi vida: Wally Cox, Christian y Daniel. Todos los demás fueron barcos que pasaron en la noche". El tercero, el tal Cox, fue una figura esencial en la vida de Brando. Compañero de cuarto, Wally Cox creó a Brando porque fue quien le dijo que dejara de holgazanear, se centrara y estudiase interpretación con la famosa Stella Adler, con quien Brando, sorpresa, también se acostó. También con su hija. Cox, que fue conocido por sus gafas y sus pintas de empollón, era en el fondo un tipo físicamente fuerte, excursionista y amante de las motos. Murió demasiado joven por un ataque al corazón. Brando, desolado, apareció sin avisar en su velatorio para decir unas pocas palabras. Al morir Brando, las cenizas de Cox se mezclaron con las de su mejor amigo y fueron esparcidas en el Valle de la Muerte. Un final precioso. 

Raymond Burr 

Raymond William Stacey Burr (New Westminster, Columbia Británica, Canadá; 21 de mayo de 1917-Healdsburg, California; 12 de septiembre de 1993). 



Muchos actores homosexuales invierten enormes cantidades de energía para permanecer encerrados, pero pocos engaños fueron tan intrincados como el de Raymond Burr, nacido en Canadá, conocido durante décadas como Perry Mason de la televisión. Creía que podía ocultar su homosexualidad creando una vida imaginaria para ocultar su relación de treinta y cinco años con Robert Benevides. Burr les dijo a todos que estaba casado tres veces y que tenía un hijo que murió de leucemia a la edad de diez años. Sin embargo, unos años después de su muerte, la hermana de Burr admitió que su hermano se casó solo una vez (el matrimonio fue anulado después de unos meses) y nunca tuvo un hijo. 
Burr llevaba una vida gay secreta en un momento en Hollywood cuando una homosexualidad reconocida era un suicidio profesional, por lo que fabricó una biografía trágica para sí mismo en la que fue mitologizado como un esposo y padre desconsolado. Incluso hubo un romance inventado con una adolescente Natalie Wood, 21 años menor que él. 
En el apogeo de su popularidad en la televisión y el cine, con frecuencia daba discursos a la American Bar Association, en virtud de su famosa representación del abogado Perry Mason. Burr se vio impulsado a embellecer esta elaborada fachada cuando descubrió en 1961 que un miembro de la American Bar Association había entregado al FBI documentos que indicaban que Burr tenia "una notable desviación sexual". La respuesta de Burr fue un caso clásico de pánico gay. 
El personaje televisivo de Burr, Perry Mason, era un abogado defensor que era el personaje principal en las obras de ficción de detectives del famoso autor Erle Stanley Gardner. Burr interpretó este papel durante cinco asombrosas décadas. Ganó fama, fortuna y numerosos premios por interpretar a Mason durante nueve años en televisión, seguido de 26 películas hechas para televisión. 
Cuando TV Guide le pidió a Burr, poco antes de su muerte en 1993, que mencionara un solo arrepentimiento, él respondió: "Fue aceptar el papel que me hizo famoso: Perry Mason. Dominó mi vida. Perry se hizo cargo, y se convirtió en una carga". En 1993, el amigo cercano de Burr, el actor Charles Macaulay, le dijo a Mary Murphy de TV Guide: "Raymond Burr realmente era Perry Mason. Los dos eran uno y lo mismo". Tal vez sí, pero Raymond Burr tenía otros intereses. Fue un innovador criador de orquídeas, un viticultor galardonado, un respetado comerciante de arte de Beverly Hills y padre adoptivo de más de veinte niños. 
El actor "comenzó a trabajar como cantante de salón adolescente, y poco después, Jack Webb de Dragnet le dio trabajo como actor de radio, lo que lo llevó a trabajar en el teatro. A los veinte años, Burr se convirtió en miembro de un teatro de repertorio con sede en Toronto. Sin embargo, su verdadera fama se logró como actor de televisión y cine. 
En 1954 interpretó al amenazador asesino de esposas Lars Thorwald en el clásico de Alfred Hitchcock, La ventana indiscreta. Dos años más tarde, el actor alto y rotundo apareció en Godzilla: King of the Monsters, la primera de las películas de Godzilla. Ese mismo año, Burr audicionó para el papel principal en la próxima serie de CBS Perry Mason. En la audición, el creador de Perry Mason, Erle Stanley Gardner, presenció la lectura de Burr y exclamó "Él es Perry Mason". Después de que el drama de CBS se estrenó en 1957, Raymond Burr fue de repente una gran estrella y uno de los actores mejor pagados de la televisión. Gastó gran parte de sus ingresos para mantener un estilo de vida filantrópico. Burr abrió su casa y billetera a actores sin trabajo. Además, apoyó a más de veinte niños adoptivos. Sin publicidad, y a sus expensas, Burr hizo viajes a Corea y Vietnam para apoyar y hablar con nuestros soldados que sirven en las líneas del frente. Fue galardonado con un doctorado honorario en derecho de la Facultad de Derecho McGeorge en Sacramento, California, sobre la base de su asociación con el papel del abogado de televisión Perry Mason. 
La generosidad de Burr también tomó otras formas. Cuando William Talman, quien interpretó al fiscal perdedor Hamilton Burger en Perry Mason, fue arrestado durante una redada en una fiesta de marihuana (nada menos que desnudo), fue despedido por CBS. Usaron la cláusula moral en su contrato para deshacerse de él. Pero Burr trabajó incansablemente en nombre de Talman para recuperar su trabajo. Burr se negó a quitar la taza de café de Talman del estante del set y prohibió que se limpiara el vestidor de Talman o que se reasignara su espacio en el estacionamiento del estudio. Finalmente, los ejecutivos de CBS cedieron y Talman volvió al programa, pero su carrera habría terminado si no hubiera sido por la intervención de Burr. 
Fue en el set de Perry Mason donde Burr conoció a Robert Benevides, el hombre que se convertiría en su compañero. Burr y Benevides descubrieron un interés mutuo en la hibridación de las orquídeas. Juntos comenzaron un vivero con rangos de orquídeas en Fiji, Hawai, las Azores y el sur de California. Durante un periodo de veinte años, su hibridación fue responsable de más de mil quinientas nuevas orquídeas que se agregaron al catálogo mundial. También con Benevides, Burr abrió una exitosa galería de arte en Rodeo Drive. 
A mediados de la década de 1980, el actor corpulento y algunos de sus coprotagonistas de la serie regresaron para la primera de las veintiséis películas de Perry Mason de dos horas hechas para televisión. Fue más o menos al mismo tiempo que Burr y Benevides comenzaron a cultivar uvas en el condado de Sonoma, California. Sus primeros lanzamientos salieron al mercado en 1990. Hasta el día de hoy, Robert Benevides supervisa los galardonados Chardonnay y Cabernets en Raymond Burr Vineyards. Estos vinos han ganado varias medallas de oro e incluso un premio Sweeps en la competencia de vinos de San Diego 2008. 
Diagnosticado con cáncer de páncreas terminal en 1992, Burr se retiró con Benevides a su rancho de Sonoma Valley, donde el ícono de la TV pasó sus últimos días dispersando su riqueza a través de organizaciones benéficas, regalos a amigos y el desarrollo de programas de subvenciones y fideicomisos. En las últimas dos semanas de su vida, Raymond Burr organizó fiestas de despedida para sus amigos y niños adoptivos. Fue enterrado en New Westminster, Columbia Británica, la ciudad donde nació, y donde funcionó un Centro de Artes Escénicas Raymond Burr hasta 2006. 

Rory Calhoun 
Francis Timothy McCown (Los Ángeles, 8 de agosto de 1922 -Burbank, 28 de abril de 1999). 


Si no hubiera sido por su buena apariencia, no es probable que alguna vez hubiera estado en el mundo del espectáculo. A pesar de haber nacido en Los Ángeles (en 1922), estar en el cine no había entrado en su cabeza bonita. Lo único que sabía hacer en sus primeros años era meterse en problemas y tener relaciones sexuales sin parar. Pensaba que ambas actividades eran su verdadera vocación. Nació Francis Timothy McCown, mitad español y mitad irlandés. Su padre murió cuando él tenía solo unos meses y su madre, a quien estaba cerca a pesar de que ella era muy anticuada y sincera, era probablemente la persona que influyó directamente en su rebelión. No ayudó mucho cuando se volvió a casar y el padrastro golpeaba al niño regularmente. 
Comenzó a huir de casa con frecuencia. A los 13 años robó un arma y fue enviado a una prisión reformatoria aunque escaparía. Robó una sucesión de joyerías y más tarde en la vida confesaría que le encantaba robar, tanto por la adrenalina como por cualquier otra cosa. También robó una serie de autos y después de tomar uno sobre las líneas estatales y ser atrapado, fue enviado a prisión en Oklahoma, donde permaneció hasta poco después de cumplir 21 años. Una vez fuera de prisión y de regreso en Los Ángeles, tuvo una serie de trabajos que incluían mono de grasa, leñador, minero, operador de grúa, bombero y vaquero. Tenia un gran amor por los caballos y por un tiempo se preguntó cómo podría combinar eso con un trabajo bien remunerado. Cuando se dio cuenta de que necesitaba estar al aire libre, decidió ser un guardabosques. 
Un día cabalgaba solo en Griffith Park cuando se encontró con Alan Ladd, que también viajaba solo. Se podría decir que los dos estaban dando vueltas. Comenzaron una conversación. No tenía idea de quién era Ladd, pero lo encontró agradable y amigable. Ladd le dijo que era un actor y que pensó que el extraño alto y guapo (6'3 ") debería ser actor. Ladd también le dijo que estaba casado con una agente (Sue Carol) y sintió que podía abrir algunas puertas para él. Probablemente no le dijo a Ladd que no estaba impresionado con la profesión de actor, especialmente para los hombres, pero podría haber dicho lo interesado que estaba en el dinero que podían ganar los actores. Pensó que sería bueno llevar un fajo de billetes con él al servicio forestal. 
Carol le hizo una prueba de pantalla en 20th Century Fox y trabajó sin facturar en películas de Fox como Something for the Boys, Sunday Dinner for a Soldier y Nob Hill a principios de los años 40. Fue a buscar un agente. No está claro por qué no firmó con Carol, aunque era bien sabido que no le gustaban los amigos varones de su esposo, especialmente los nuevos. 
Contrató a Henry Willson, un súper agente de la época, escandalosamente gay, especialmente para la época, que era conocido por sus fiestas escandalosas y por convertir en actores a jóvenes guapos y cuestionables. Dio a la mayoría de ellos nombres nuevos e inusuales (piense en Rock y Tab). Tenía el nombre perfecto para Francis Timothy McCown... Troy Donahue. No le gustó el nombre pero le gustó el deslumbrante y guapo cliente de Willson, Guy Madison, y comenzaron una aventura que duró varios años. Lo más sorprendente fue cuán públicos fueron al respecto. Si otros hablaron de eso, en algún lugar había oh, ya conoces a los chicos de Henry. 
No impidió que este chico viera también a muchas mujeres. Era un alma depravada que se preguntaba cómo se interpondría el trabajo en su estilo de vida hedonista. En 1945 regresó brevemente a la cárcel por acusar a un detective. No sería la primera ni la última vez que su mecha corta lo metería en problemas. 
Conoció al productor David O'Selznick en una fiesta de Ladd y quedó impresionado con el atractivo y la masculinidad del joven. Lo vio como una estrella potencial y lo firmó con un contrato. Fue O'Selznick quien lo etiquetó como Rory y Calhoun fue idea de Rory. Curiosamente, Calhoun nunca hizo una película para O'Selznick. 
En 1946 comenzó una relación tórrida pero breve con la francesa Corrine Calvet, aunque tendría que compartir tiempo con Madison. Estaba loca por su destreza sexual y comenzó a acosarlo para que se casara. Eso fue un fracaso y terminaron el asunto. Antes de que lo hicieran, se puso nervioso bajo el cuello por la cabeza de matón del director de Columbia Pictures, Harry Cohn, molestando a Calvet y los dos hombres tuvieron un altercado físico de algún tipo. Mientras Calhoun salió vencedor, en términos de su carrera, uno se pregunta que no. 
Fox lo firmó con un contrato menos que estándar, pero de inmediato lo prestó para la película de Edward G. Robinson en 1947, The Red House. El papel brutal le dio sus primeros buenos avisos. Algún día afirmaría haberse acostado con la mayoría de sus protagonistas, pero supongo que Shirley Temple no fue una de ellas. Interpretó a una estudiante de secundaria que la anhelaba en That Hagen Girl (1947) pero ella solo tenia ojos para Ronald Reagan. 
En 1948 se casó con la cantante y actriz española Lita Baron. Si bien duró hasta 1970, estuvo plagado de problemas desde el principio. Compartieron un temperamento volátil similar y sus hazañas se convirtieron en páginas de columnas de chismes durante años. 
En 1949, creó Massacre River, una cantina occidental que, en pocos años, se convertiría en todo lo que hizo. Dijo que le gustaba hacer westerns porque me hicieron sentir como un niño otra vez. Este coprotagonizó junto a Guy Madison no era tan inútil?) Con quien se uniría poco después de que terminara la producción. Finalmente Fox lo notó y le rescindió el contrato. Antes de dejar el lote para siempre, lo unirían con las reinas de cine más grandes del estudio... y más de una vez. 
Hizo tres películas con Monroe, dos con Grable y dos con Hayward. Grable recibiría una mención especial en su demanda de divorcio. Interpretó al segundo esposo de Susan Hayward en la película biográfica de Jane Froman, With a Song in My Heart (1952). Pensé que era genial y él también. También diría que era su película favorita y puedo ver por qué. Adoraba a Hayward del año anterior cuando hicieron otra película juntos. El diría que aprendí mucho de esa señora. Aprendí más sobre mi oficio, sobre mi presencia frente a la cámara al mirarla. Ella actuó como si no fuera nada, sin esfuerzo. Dijo que ella era uno de sus cuatro personajes favoritos. Otro era Gene Tierney, su protagonista en el oeste argentino, The Way of a Gaucho (1952), donde interpretó a un ardiente líder de bandidos y lujurioso. Esos alegres columnistas de chismes informaron con frecuencia sobre el asunto Calhoun-Tierney, que estuvo en el lugar pero se enfrió en California. 
Powder River (1953) es un filme bastante decente sobre un mariscal temporal que busca al asesino de su compañero. Tanto él como Calvet tenían un poco de picazón por trabajar juntos después del amargo final de su fiesta de amor. Pero bueno, ellos eran perturbadores... 
Calhoun coprotagonizó con sus otras dos coprotagonistas favoritos, Grable y Monroe en una película, Cómo casarse con un millonario (1953). Fue la película con mayor éxito financiero que haya hecho. Su apretón fue Grable, quien erróneamente piensa que él es el millonario que está buscando cuando, de hecho, él era un guardabosques. Debe haber estado contento con eso, dado que había querido ser uno en la vida real. 
Fue Monroe quien fue su novia en el oeste de Otto Preminger, Río sin retorno (1954). Era una serpiente que, por supuesto, atestiguaba su mechón de cabello negro tónico con vaselina. Ella tuvo el buen sentido de dejarlo por Robert Mitchum. 
Fue filmado magníficamente cerca de Calgary y lleno de problemas que no involucran a Calhoun. Bueno como estaba en sus últimas películas, él y Fox se separaron y en 1954 Calhoun firmó con Universal-International, el hogar, como saben, de los guapos y moderadamente talentosos. Sin embargo, en 1955 hizo tres películas coloridas que me gustaron. Él y Ray Danton, en The Looters, interpretan a alpinistas que se encuentran con un accidente aéreo en las Montañas Rocosas. Uno está realmente preocupado por el bienestar de los tres sobrevivientes, mientras que el otro está decidido a huir con un botín de dinero en efectivo. Danton se unió a Calhoun nuevamente, junto con Jeff Chandler y Anne Baxter, en la tercera versión de The Spoilers de Rex Beach. Es una historia de aventuras de oro en Alaska con Calhoun celoso de la atención de Baxter a Chandler e involucra una de las mejores escenas de lucha entre los dos hombres. The Treasure of Pancho Villa (1955) trata sobre la participación de un estadounidense en la Revolución Mexicana... rutina pero hecha de la manera más entretenida. 
Él y Shelley Winters se conocieron muy bien. También en 1955, el agente Willson se enteró de que la mala revista Confidential iba a sacar a su valor más efectivo, Rock Hudson por escándalos homosexuales. El igualmente sórdido Willson les rogó que no lo hicieran y, en cambio, les dio los detalles de la prisión en la vida de Calhoun. Hudson se salvó (le ayudó un matrimonio falso con la secretaria de Willson) y Calhoun dijo que no perjudicó su carrera. Eso puede dejarse a otros para juzgar. (Por cierto, y lo dije en la publicación sobre George Nader... Recuerdo haber oído que fue Nader quien fue sacrificado, y su carrera sufrió, pero a lo largo de los años los vientos soplaron más fuerte que Calhoun. 
Las películas empeoraron... Red Sundown, Flight to Hong Kong, Utah Blaine, The Domino Kid... y recurrió a la televisión. Todavía no le importaba demasiado ser actor. Le importaba más ser un ranchero, que ahora era. Pero comenzó a filmar The Texan para la televisión en 1958 y trajo un cheque de pago hasta 1960. 
Los años 60 comenzaron su descenso. Las películas se alejaban de los actores guapos con talento marginal a los no tan guapos con talento para quemar. Cuando miró hacia la primera mitad de los años cincuenta, los días de su mayor gloria, todo lo que pudo decir fue que me gustó cómo te liberaron de todas esas estrellas. En 1965 audicionó para el papel principal en The Wild, Wild West de la televisión, pero a los productores no les gustó su prueba de pantalla y contrataron a Robert Conrad. 
Calhoun y Baron se divorciaron en 1970. Ella lo acusó de acostarse con 79 mujeres. Ni siquiera incluía que la mitad de ellas eran hombres, reflexionó Calhoun. Otros dijeron que el número era de cientos. Seis meses después se casó por segunda y última vez con una periodista australiana. Comenzó a aparecer como actor invitado en muchas series de televisión. Me pregunto si pensó que había tocado fondo cuando uno de ellos era la Isla de Gilligan. 
Realizó algunos trabajos de producción, escritura de guiones y escribió una novela. No es sorprendente que terminara haciendo películas de terror baratas como Night of the Lepus (1972) y Motel Hall (1980). No había visto su trabajo en años (estaba enfermo de extrañar en Comes to Frogtown, 1988), pero allí estaba en 1992 viendo al cantante George Strait en Pure Country y ¿quién debería entrar en una escena sino Rory Calhoun? Que ¿Quién sabía que seria su última película? La estrella vaquera de toda la vida que amaba a los caballos pero nunca quiso ser actor y rara vez vertió su corazón y su alma murió a los 76 años de enfisema y diabetes en un hospital de Burbank, California, en 1999. 

Richard Chamberlain 

(Beverly Hills, California; 31 de marzo de 1934) es un actor estadounidense, famoso por su participación en películas, series de televisión y obras de teatro.

Richard Chamberlain Gay: ¿Cuál es la sexualidad y el valor neto de la estrella del Dr. Kildare? ¿Por qué le pidió a sus compañeros actores que siguieran siendo “mamá”?
Poco después de su aparición en Dr. Kildare, Richard Chamberlain se convirtió en un ídolo adolescente y ganó muchos corazones. A pesar de ser una figura pública, el actor de Brother & Sister mantuvo sus asuntos privados. Sin embargo, viviendo una vida secreta hasta ahora, finalmente decidió revelar su sexualidad. ¿Richard Chamberlain es gay? 
Bueno, su encanto y apariencia volvieron locas a las mujeres, y después de mantener los labios cerrados sobre sus asuntos privados, finalmente salió como... Sabemos que tienes curiosidad por saber más sobre él. Pero antes de lanzarnos a esta pregunta, echemos un vistazo a su vida profesional.
Primeros años de vida
Nacido en 1934 en Beverly Hills, Richard es el segundo hijo de Charles Axion Chamberlain y Elsa Winnifred. Richard asistió a la escuela secundaria de Beverly Hills y luego se graduó de Pomona College. Se unió al Ejército de los Estados Unidos como sargento. Fue enviado a Corea durante su período de servicio. Sin embargo, poco se sabe sobre su hermano mayor.
Después de servir en el ejército de los EE. UU., Richard regresó en la década de 1950 y cofundó un grupo de teatro con sede en Los Ángeles llamado Company of Angels. Mientras tanto, comenzó a aparecer en series de televisión. Richard hizo su debut como el teniente Dave Winslow en Chicota Landing. Aunque fue un papel corto, lo hizo bien en ese episodio. Lo ayudó a aterrizar en otra serie, Dr. Kildare, como el personaje principal en 1961. 
La serie le permitió ganar una fama generalizada. Después de que terminó el espectáculo, Richard comenzó a actuar en el circuito de teatro. Pero antes de eso, dio tres sencillos éxitos, ocupando el puesto número diez en las listas Billboard Hot 100. Esto hace que sus fanáticos pregunten sobre el patrimonio neto de Richard Chamberlain.
A fines de la década de 1960, Richard se fue a Inglaterra y comenzó a tocar en el teatro de repertorio. También apareció en la adaptación de Portrait of a Lady de la BBC, a través de la cual comenzó a ser reconocido como un actor serio. También tomó entrenamiento vocal, apareció en Hamlet y se convirtió en el primer estadounidense en tocar allí. Una grabación de la misma fue nominada a un premio Grammy. 
En los años 70, apareció en películas notables como The Music Lovers, The Three Musketeers, Lady Caroline Lamb, The Lady's Not For Burning, The Towering Inferno y The Court of Monte Cristo.
Sin embargo, desde los años 90, Richard apareció principalmente en películas para televisión y fue estrella invitada en varias series. Pronto comenzó a hacer un pequeño papel. También fue estrella invitada en un episodio de la serie dramática británica Hustle and Nip/Truck Season 4. 
Richard continuó apareciendo en varios papeles pequeños como King Arthur en la gira nacional de Spamalot de Monty Python. Por primera vez en la carrera actoral de Richard, interpretó un papel gay al lado de Saul en Brothers & Sisters. Su papel hizo que los fanáticos se preguntaran si Richard Chamberlain era gay. ¡Vamos a ver!
Desde el principio, ha tenido un gran número de seguidores, especialmente chicas que lo adoran mucho. Sin embargo, mantuvo su vida personal en privado y nunca habló sobre su sexualidad. No tenía asociación con ninguna mujer, lo que llevó a los fanáticos a cuestionar su sexualidad. Pero finalmente habló sobre su sexualidad y reveló en su autobiografía de 2003 Shattered Love: A Memoir que es gay. Sorprendió a todos ya que nadie esperaba que los rumores fueran ciertos.
De hecho, una vez fue descubierto por la revista femenina francesa. Pero aún mantuvo su sexualidad en privado. Pronto se reveló que estuvo involucrado sentimentalmente con el actor Wesley Eure en la década de 1970. Pero nunca hablaron de ello públicamente y terminaron su relación a los tres años. 
Más tarde, en 1977, comenzó a salir con Martin Rabbett, quien era 20 años menor que él. Ambos actores interpretaron a hermanos en la película Allan Quatermain and the Lost City of Gold. Comenzaron a vivir juntos en Hawái en 1986 y tuvieron una ceremonia de compromiso privada. Lamentablemente, la pareja se separó en 2010. Aunque no están juntos, siguen siendo buenos amigos.
Richard habló sobre ser gay en Hollywood
En su entrevista de 2010, Richard dijo que "no le aconsejaría a un actor principal gay que saliera del armario". La declaración apareció en la época en que el presidente de los Estados Unidos firmó un proyecto de ley que prohibía a los soldados homosexuales servir en el ejército. Richard continuó diciendo que es un milagro que los actores hagan ese papel cuando son homosexuales. Sin embargo, dicen que no les importa lo que les digan los demás. Pero si eres un protagonista, no reveles tu homosexualidad. Esto se debe a que en ese entonces, los mejores hombres de la lista A fueron expulsados ​​de Hollywood porque no había espacio para ellos.
¿Tiene razón Richard? ¿Deberían los actores homosexuales mantener su sexualidad en privado? ¿Es esa la razón detrás de la caída en la carrera de Richard? 

Montgomery Clift
Edward Montgomery Clift (Omaha, Nebraska, 17 de octubre de 1920-Nueva York, 23 de julio de 1966)

Montgomery Clift: el gay que Hollywood ocultó y el rostro que desfiguró un coche.
Se cumple más de medio siglo de la muerte de la estrella más torturada del Hollywood clásico. Recordamos algunos de sus romances y el conflicto que vivió con su condición de homosexual
Si Hollywood (y él mismo) hubiese permitido a Montgomery Clift ser él mismo, su (breve) vida habría sido diferente. El joven que cambió para siempre el estereotipo del añejo galán con sus grandes ojos verdes y una melancolía y vulnerabilidad nunca vistas en la gran pantalla fue un alma atormentada. Monty, como lo llamaban sus amigos, se pasó media vida de psiquiatra en psiquiatra, atrapado en adicciones que intoxicaron algunos de los rodajes en los que participó. Y si no, que le pregunten al John Huston de 'Vidas rebeldes', una de sus últimas películas. El director vio cómo la producción casi se va al garete por culpa de las tribulaciones de Clift y de Marilyn Monroe, otro titán de la industria cinematográfica que también estuvo marcado por la desgracia. Los orígenes de su angustia estaban, como en un mal sueño freudiano, en su propia infancia. Nacido en una familia pudiente venida a menos, sus padres nunca apoyaron su decisión de convertirse en actor. Su madre, Ethel Fogg, había sido una niña adoptada y estaba más ocupada en lograr que una familia rica la reconociese como hija que en el bienestar de su propia prole. El desapego familiar hizo que el pequeño Monty se refugiase en la interpretación. La pasión por vivir otras vidas le hizo debutar muy joven en los escenarios de Broadway. A finales de los 40, 'Los ángeles perdidos' y, sobre todo, 'Río Rojo', en la que se midió de igual a igual a un John Wayne que estaba en las antípodas de lo que él representaba, fueron su carta de presentación en el cine.
Tras encarnar al ambiguo don juan de 'La heredera', llegaron otros éxitos como 'Un lugar en el sol', junto a su amiga Elizabeth Taylor; 'Yo confieso', a las órdenes de Hitchcock, o la multipremiada 'De aquí a la eternidad'. De 'Un lugar en el sol' se dijo que nunca se habían visto dos rostros más bellos juntos en una pantalla. Y razón no faltaba a aquellos que elogiaron la belleza pura y juvenil de Taylor y Clift. Sin embargo, Hollywood miraba con recelo al joven, al que se veía como un bicho raro, un perro verde en una industria que trataba con mano dura a aquellos que se desviaban de la senda marcada. Monty no iba a fiestas por más que lo invitasen, apenas tenía amigos en la meca del cine y no cuidaba demasiado su aspecto. Para colmo, no se le conocía novia alguna, lo cual originó una catarata de rumores sobre sus inclinaciones sexuales. Él confesaba que le encantaban las mujeres pero que prefería estar "solo" cuando a algún periodista intrépido se le ocurría preguntarle por su vida amorosa.
Consagrado ya como uno de los grandes emblemas del Hollywood del Actor's Studio, el de los Brando o los Dean que desplazaron a los Cooper o a los Gable, a mediados de los 50 Clift sufrió un accidente de tráfico que cambiaría para siempre su vida, su carrera y su rostro perfecto. Corría el año 1956 y el actor rodaba, de nuevo junto a Elizabeth Taylor, 'El árbol de la vida'. La película era una especie de intento fallido de repetir el éxito de 'Lo que el viento se llevó' mediante un dramón sureño de gran presupuesto. A la salida de una fiesta de la casa de Taylor, su coche se empotró contra un poste telefónico. La propia actriz salió de su casa para auxiliar a su amigo y lo salvó de morir ahogado cuando le extrajo dos dientes de la garganta. Milagrosamente, Monty salvó su vida, pero su rostro efébico no corrió la misma suerte. Completamente desfigurado, el joven tuvo que someterse a una cirugía que le cambió la cara por completo. Tras la convalecencia, Clift volvió al plató de 'El árbol de la vida'. Cuentan que, cuando la película se estrenó, una de las diversiones de los espectadores más crueles consistía en adivinar en qué secuencias aparecía el viejo rostro del actor y en cuáles el nuevo.
Tras el accidente, Montgomery Clift vivió una lenta autodestrucción en forma de alcohol y adicción a los analgésicos. La época de 'De aquí a la eternidad', con la que incluso logró una nominación al Oscar y en cuyo rodaje forjó una gran amistad con Frank Sinatra, quedaba ya lejos pese a que solo habían pasado cinco años. Sus continuos conflictos internos, su inseguridad frente a la cámara y la incapacidad para vencer sus adicciones colmaron la paciencia de Joseph Leo Mankiewicz durante el rodaje de 'De repente, el último verano'. Genio y figura hasta el final, se dice que Katharine Hepburn, coprotagonista en aquella adaptación de la obra de Tennessee Williams, se sintió tan ofendida por el trato que el director dispensó a Clift que acabó escupiéndole en la cara una vez finalizó el rodaje.
Aunque nadie sabía nada de sus pasiones fuera de la gran pantalla, biografías posteriores han revelado que Monty mantuvo relaciones con el coreógrafo Jerome Robbins o con el actor Roddy McDowall. Este último incluso intentó quitarse la vida cuando Clift lo dejó por otro. Pese a todo, el verdadero compañero del actor en aquellos años fue el alcohol, que puso en peligro muchos de sus trabajos. En plena decadencia, cuesta abajo y sin frenos, protagonizó la mencionada 'Vidas rebeldes' en 1961. Marcada por la desgracia, aquella también fue la última película de Clark Gable y Marilyn Monroe. A Monty todavía le quedaban varias producciones por vivir. Por ejemplo, 'Freud', en cuyo plató se hicieron patentes sus excesos y sus dificultades para memorizar las líneas de diálogo. Los responsables de los estudios Universal, hartos de su comportamiento, le acabaron demandando por no atenerse a las reglas de la producción.
El 23 de julio de 1966, la vida loca acabó pasándole factura. La mañana de aquel día, el actor apareció muerto en su piso de Nueva York. Tenía 45 años y la autopsia oficial dictaminó que había fallecido de una "oclusión de la arteria coronaria". Si de Bogart se dijo en su día que había muerto "de cáncer y de un millón de whiskys", en el caso de Montgomery quedó claro que también la adicción, unida al tormento y el miedo, acabó con su vida. Una década antes de morir, ya era un cadáver prematuro. En años posteriores, la publicación de varios libros dejó claro que, pese a que el Hollywood de la época no era muy permisivo con la homosexualidad, fue él mismo el que nunca terminó de aceptar quién era. Icono gay pese a ese conflicto interno, para Elizabeth Taylor, Monty también fue "el mejor amigo" que tuvo "hasta el día de su muerte". Sin embargo, la mejor definición de sus últimos años de vida la dio uno de sus profesores del Actor's Studio cuando declaró que el de Montgomery Clift fue "el suicidio más largo de la historia". 

James Dean 
James Byron Dean (Marion, Indiana, 8 de febrero de 1931-Cholame, California, 30 de septiembre de 1955)


Es hora de que dejemos que James Dean sea el ícono queer que es.
Durante más de medio siglo, el debate sobre la sexualidad de la estrella no se ha desvanecido. ¿No es hora de que aceptemos la verdad?
A última hora de la tarde del 30 de septiembre de 1955, el guionista William Bast se sentó frente a su máquina de escribir en su pequeño apartamento de Los Ángeles, rodeado de maletas, escribiendo el guion de una película. A la mañana siguiente, planeaba llevar esas maletas a Sherman Oaks, donde James Dean, su mejor amigo y antiguo amante, lo había invitado a vivir juntos en una gran casa alquilada. Como Bast contó la historia décadas más tarde, después de un noviazgo largo y confuso, lleno de altibajos, negaciones y dudas, Dean quería que vivieran juntos como socios y amantes, no solo como amigos. 
Alrededor de la puesta del sol, sonó el teléfono con la noticia de que Dean, de solo 24 años, había muerto cuando su Porsche chocó con otro automóvil en el desierto de California. Bast dejó caer el teléfono y se cayó de la silla, perdiendo el conocimiento por la noticia. Durante medio siglo después, cuidó cuidadosamente la reputación de Dean, negando con fuerza los rumores cada vez más insistentes sobre la sexualidad de la estrella de cine más famosa del mundo e ídolo de millones. En la muerte, Dean se convertiría en la celebridad perfecta, una celebridad silenciosa, en la que las generaciones podrían proyectar sus fantasías y a sí mismos.
La muerte le entregó a Dean la fama, el amor y la aclamación que luchó por lograr en vida. Tan famosa es la foto de él apoyado contra una pared en jeans azules que se le atribuye haber hecho de los jeans el uniforme estadounidense. 
Más de 65 años después, sigue siendo omnipresente en la cultura pop. Su rostro vende de todo, desde jeans hasta autos y relojes de lujo. Fotos de él caminando por Nueva York o holgazaneando con un sombrero de vaquero cuelgan de las paredes de los dormitorios de innumerables universitarios. 
Generaciones de jóvenes actores han competido para ser “el próximo James Dean”. Parecidos desde el joven Martin Sheen hasta Luke Perry y KJ Apa han dominado Hollywood durante medio siglo. Una estrella porno incluso tomó prestado su apodo. 
El nombre de Dean aparece en más canciones populares que casi cualquier otra, desde el clásico "Rock On" de David Essex hasta "Cool" de los Jonas Brothers. Esta primavera, Kaskade lanzó otro, "New James Dean". 
Es una carrera extraordinaria en la cima para alguien que estuvo vivo por última vez cuando Joe Biden estaba entrando en la pubertad y cuyo cuerpo de trabajo consta en gran parte de tres películas, solo una de las cuales la mayoría podría siquiera nombrar. Su última película, Gigante, llegó a los cines hace sesenta y cinco años este otoño.
La cultura pop ha reinventado sin cesar a James Dean desde el momento de su muerte: es heterosexual, bisexual y gay; sensible y agresivo; incomprendido y manipulador; víctima y depredador; lo mejor de nosotros y lo peor. 
A medida que surgía nueva información a lo largo de las décadas y las actitudes sociales cambiaban, también lo hacía la mezcla de hombre y mito que pasaba bajo el nombre de “James Dean”. Solo ahora, con una nueva generación que rechaza las viejas suposiciones sobre los roles de género y la sexualidad (uno de cada seis miembros de la Generación Z se identifica a sí mismo como queer, según una encuesta reciente de Gallup), es posible ver a James Dean como realmente era. 
Podemos ver cuánto él, más que cualquier otra estrella del siglo XX, señaló el camino hacia la masculinidad moderna. Y podemos ver cómo las generaciones anteriores censuraron fuertemente su legado para tratar de domar su potencial radical.
Escribir sobre él ahora es describir a la Generación Z setenta años antes. Un estudio reciente de la firma de publicidad Bigeye encontró que el 50 por ciento de la Generación Z describe los binarios de género tradicionales como obsoletos, y James Dean ya había borrado esa línea en el corazón opresivo de la década de 1950. 
Amaba tanto los deportes como el teatro, las motos y hacer arte. Era egocéntrico y narcisista, pero se hizo amigo de personas marginadas. Era arrogante pero atormentado por la duda. Se tomó innumerables selfies en el espejo y realizó acrobacias escandalosas para la versión de "me gusta" de mediados de siglo. No tenía miedo de llorar. En la pantalla, podía transmitir una emoción estruendosa con una mirada, sus actuaciones estallaban en lágrimas, gritos y aullidos, una vulnerabilidad cruda que pocos jóvenes habían visto expresar a alguien de su edad. Para sus admiradores adolescentes, representaba la libertad. Para sus detractores adultos, era irritable, desagradable y afeminado. 
Pauline Kael, entonces una crítica de cine en ascenso, se quejó en 1955 de que verlo era como tropezar con el erotismo vulgar de los sitios de cruising homosexuales: "groseramente explícito", demasiado indulgente con los chicos y sus fijaciones "autoeróticas". Inconscientemente, intuyó algo oculto y retrocedió conociendo al cosmopolita Brackett, según la biografía de Dean de Ronald Martinetti de 1975. "Lo sé", respondió Dean, preocupado de que otros pudieran pensar lo mismo de él. Mintió y les dijo a sus amigos y a su agente que tenían camas separadas. Sin embargo, no importaba. Las personas poderosas hicieron sus suposiciones. 
Después de que Dean actuó en una transmisión de televisión en vivo en 1952, el director le dijo que podría haber más papeles para él si Dean le permitía chuparle la polla. Sabía que una negativa podría terminar con su carrera, por lo que Dean centró toda su atención en una mosca que cruzó el techo hasta que terminó. Más tarde dijo que estos actos, y hubo varios, con diferentes hombres poderosos, lo hicieron sentir como una puta. “No es gran cosa”, recordó Bill Bast que le dijo, pero años después solo sintió ira. 
Con demasiada frecuencia, sus experiencias negativas estallaron en un comportamiento grosero, agresivo o peligroso, lo que Bast sospechaba que era la forma en que Dean se vengaba de una sociedad que lo había agraviado.
Los rumores de Hollywood comenzaron tan pronto como Dean apareció en los periódicos, susurros de que era bisexual o gay. Su estudio, Warner Bros., lo promocionó junto con Rock Hudson y Tab Hunter, dos hombres homosexuales encerrados, como su soltero más codiciado. 
Quemó una serie de relaciones cortas, intensas y tempestuosas con mujeres que a menudo eran más emocionales que sexuales, y tenía encuentros furtivos con hombres que a menudo eran más sexuales que emocionales. Se derramó mucha tinta a lo largo de los años tratando de precisar su sexualidad: heterosexuales, bisexuales, homosexuales, asexuales, todos encontraron sus defensores, pero se resistió a las etiquetas, sobre todo porque las etiquetas estaban vinculadas a cuestiones más importantes de masculinidad y masculinidad. En aquellos días, "homosexual" era sinónimo de un estereotipo cursi y afeminado con el que no podía identificarse. Después de todo, jugaba baloncesto y corría autos. “No soy homosexual”, le dijo a un reportero que le preguntó si era gay, “pero no voy a vivir la vida con una mano atada a la espalda”.

Errol Flynn 
Errol Leslie Thomson Flynn (liaban, Australia; 20 de junio de 1909 - Vancouver, Canadá; 14 de octubre de 1959) 


Su vitalidad y sus ganas de vivir experiencias recuerda a la que Lacuesta describe en Ava Gardner en La noche que no acaba (España, 2012), otro documental apasionante que dimensionan a gente que –estos si- vivieron muy por encima de sus posibilidades y probaron todas las frutas prohibidas. Era gente llena de vida que cuando le brindaron la oportunidad, llenaron de fulgor la pantalla. 
Errol era hijo de un adinerado biólogo, Errol Leslie Thompson Flynn (Tasmania, Australia, 1909 -Vancouver, Canadá, 1959) un tipo que se distinguió a lo largo de su vida por su falta de disciplina y temple. Es lo que explica su expulsión de todos los colegios tanto en su país como en Inglaterra, que acabara dejando su confortable hogar burgués para llevar una vida aventurera en la que subsistió haciendo toda clase de trabajos, incluyendo el de capador de reses así como de fregaplatos en un hotel. 
Su carisma llamó la atención de un productor australiano que le enroló en una película desconocida en la que encarnó al capitán Christian. Esta modesta versión australiana de El motín de la Bounty (In the Wake ofthe Bounty, 1933) pasó desapercibida, sin embargo no para lo fue un cazatalentos de la Wamer reparó en su porte atlético y sus atractivos físicos para ofrecerle una prueba en Hollywood. 
Después de un par de películas de serie B, -en la primera de las cuales hacía de muerto- en 1934 le ofrecieron sustituir a Roben Donat en El capitán Blood (1935), que le lanzó como el heredero natural del gran Douglas Fairbanks, ocupando el cetro del cine de aventuras durante más de una década. La película se convirtió en el mayor clásico del cine sobre la piratería, seguramente la más "libertaria" de todas ellas por lo que dejó tras de sí un mito insuperable hasta el momento. 
Tras el exitazo de El capitán Blood —pasó de cobrar 500 dólares por semana a 7.000-, la Wamer le repartió protagonistas de todos los géneros, de westerns a comedias. No tardaron en darse cuenta de que Flynn brillaba en la aventura romántica. 
Volvieron a emparejarle con Olivia de Havilland en La carga de la Brigada Ligera (1936), de nuevo a las órdenes de Michael Curtiz un cineasta que había tomado parte en la revolución húngara de 1918, pero que en el exilio lo mismo oficiaba una película de derechas que una de izquierdas. Con todo, esta "carga de la Brigada Ligera", entusiasmó a la platea y consagró la pareja. 
Décadas más tarde, la historia fue revisitada por Tony Richarson a la sazón militante trotskista en La última carga (The charge of the Light Brigada 1968). A pesar de resultar netamente superior en cuanto a la veracidad histórica y de su carga anticolonialista, los aficionados, incluyendo los anticolonialistas, siguieron preferiendo la de Errol Flynn y Michael Curtiz. Por cierto, David Niven, que ya era un reputado secundario, registró en desafortunado inglés del director magyar titulando unas primeras memorias; "Traigan los caballos vacíos". 
Durante una temporada, Niven compartió piso con Flynn y éste, que era bisexual, se le insinuó sexualmente: "Me agarró por donde un hombre no espera". Niven le rechazó y Errol protestó preguntándole: "En Hollywood, todos se acuestan con todos, ¿Qué te hace a ti diferente?" 
Flynn era bisexual y tenía relaciones con muchos hombres (por el solo hecho de que esto vende libros, no dedicaré mucho tiempo). No es que tenga nada de malo. Personalmente, de lo que he leído por las personas más cercanas a Flynn, incluidas sus ex esposas; Errol nunca haría nada que pudiese avergonzar a su padre, sus hijos o Estados Unidos. Ser playboy y borracho es una cosa; todo esto es demasiado tonto como para discutirlo y, a decir de todos, Flynn se sintió muy en deuda con los Estados Unidos que le habían dado tanto y se convirtió en ciudadano estadounidense en la década de 1930. 
¿En cuanto a que Flynn es bisexual? No hay evidencia para apoyar esto aparte de las afirmaciones del publicista Charles Higham. Flynn siguió trabajando con Curtiz a pesar de que chocaban continuamente, lo hizo en 12 de sus mejores films. Otro gran éxito para el trío fue Robín de los bosques (1938), un canto a los bandidos generosos, a la lucha colectiva contra la tiranía, aunque finalmente se puede ver como una defensa del "rey bueno" (Ricardo) contra el "rey malo" (Juan sin Tierra). 
En 1939, le dirigió en un notable retablo histórico The Prívate Uves of Elizabeth and Essex, quizá su mejor interpretación dramática, revelando una insólita química con Bette Davis, y en un western de los grandes, Dodge, ciudad sin ley. 
El equipo regresó a la alta piratería (sin Olivia y sustituida por una alicaída Brenda Marshall) en The Seo Hawk (1940) que puede leerse en clave antifascista (el jefe del fascio seria Felipe II), luego Errol y Olivia trabajaron en una versión muy poco histórica (el general Custer se sacrifica) a las órdenes de Raoul Walsh en Murieron con las botas puestas (1941). Mucho menos conocida pero también mucho mejor, fue el siguiente encuentro de Errol con Walsh: Gentleman Jim (1942), una encantadora y vitalista descripción del legendario boxeador James J. Corbett y familia, un papel en principio reservado James Cagney, pero que no se le echó en falta. 
Tanto Cagney como Flynn destacaron en el apoyo mayoritario de Hollywood a la República española. Cuando llegó la guerra mundial, una combinación de problemas cardíacos y tuberculosis le apartó del servicio activo, aunque. Ello no le impidió actuar para las tropas de ultramar, colaborar en documentales y protagonizar films de propaganda. El más destacado: Objetivo Birmania (1945), de Raoul Walsh. 
Por entonces, catapultado a la una fama sin precedentes y cobrando sumas astronómicas, Flynn —apodado El Barón por las numerosas comadres de Hollywood— se entregó a una carrera de placeres que cimentaron su leyenda de personaje fuera de toda medida. Sus borracheras fueron legendarias, así como su adicción a la coca, desafiando en ello a productores y autoridades y viviendo experiencias alucinantes con personajes no menos desmedidos como Diego Rivera; participar en las más diversas camorras; salir de pesca al más alto nivel con otros personajes como su amigo Ernest Hemingway...
Aún y así, siguió haciendo cine, actuando cada vez con mayor profesionalidad. En 1942, en la cima de su popularidad, llegó su tercer proceso por violación. Fue absuelto sin cargos, pero si los dos anteriores no habían trascendido, el tercero saltó a las portadas de la prensa sensacionalista y dañó gravemente su prestigio, él siempre negó estos hechos sí bien no parece cuando se emborrachaba, fuese consciente de lo que hacía. 
En la década de los 50, su decadencia era ya más que evidente y pocas películas le devolvieron el favor del público: se parodió a sí mismo en la divertida El burlador de Castilla (1948), y volvió a dar muestras de fiereza en Kim de la India (1950), aventura colonial basada en el clásico de Kipling. Acosado por el fisco y cada vez más deteriorado por sus excesos, sus últimos años se movieron entre la precariedad económica y roles cada vez más patéticos, predominando los personajes de alcohólico, en dos prestaciones memorables, en la colorista adaptación de Fiesta de Hemingway, The Sun Also Ríses (1957), y en Los raíces del cielo (1958), un desigual pero apasionante alegato animalista de John Huston donde encama de alguna manera a su viejo colega, el no menos beodo John Barrymore, quizás el único actor capaz de batirle a la hora de los cócteles y al que volvería a encarnar en la oscura y olvidada Too Much, Too Soon (1958), un papel hecho a su medida en el emerge un nuevo Flynn, maduro y melancólico, en la línea del Gable de Vidas rebeldes. 
Resulta sorprendente que, a pesar, de todas sus calaveradas, Flynn llegara a trabajar en 67 películas durante su medio siglo correrlas en las camas, en los bares o en alta mar, eso amén de escribir un par de libros, de escribir los guiones de La taberna de Nueva Orleans (1951). También produjo una tercera: Helio God (1951). Su personalidad era cuanto menos, contradictoria. Su colega de juergas, Stewart Granger, le describió como un niño que a veces se complacía en la maldad pero al que era imposible castigar, por su encanto y su falta de malicia. Con su ironía característica, David Niven escribió en sus memorias: Podías confiar a ciegas en Errol: sabías que siempre iba a traicionarte. 
Algunas de sus parejas como Ann Sheridan o Olivia de Havilland, hablaron de un Errol Flynn magnético, apasionado y salvaje, pero con un lado oscuro, profundamente atormentado e impenetrable. Dedicó un tiempo a presentar su propio espacio televisivo, Errol Flynn Theater (1957) y se retiró luego a Jamaica. Viajando incesantemente en su yate Zoco, escribió a ratos su autobiografía, titulada My Wicked Ways, que en su versión castellana es conocida como Las aventuras de un vividor (Ed. T&B, Barcelona, 2009) y cuya primera edición apareció después de su muerte, acaecida en Vancouver (Canadá) cuando tenía 50 años. Su última película, Cuban Rebel Gris (1959), fue un fiasco doloroso y duro de ver: en ella se interpelaba a sí mismo, autoerigido en héroe hemingwayano, ayudando a Fidel Castro a derrocar a Batista. Se trataba de una apología de la revolución cubana, tratando a Fidel Castro como un émulo de Robin Hood cuando el departamento de Estado iniciaba impecable cerco y sus primeras tentativas de acabar con una revolución inesperada en sus propias narices. Se rodó en Cuba durante la revolución, y en ella un avejentadísimo Flynn aparece junto a su última compañera, Beverly Aadland, de 16 años. 
Se casó tres veces: con Lili Damita en 1935, con Nora Eddington en 1943, y con Patrice Wymore en 1950, pero tuvo incontables aventuras amorosas. Con la primera tuvo un hijo, Sean Flynn, quien después de trabajar en Italia en películas como El hijo del capitán Blood, marchó al Vietnam como fotógrafo de prensa y desapareció en medio de una guerra de aniquilación como jamás conociera otro pueblo. 

John Gielgud 
Arthur John Gielgud (South Kensington, Londres, 14 de abril de 1904 - Wotton House, Buckinghamshire, 21 de mayo de 2000).

El momento más terrible en la vida de John Gielgud, en el que mantuvo un silencio público durante 50 años, está a punto de ser puesto a la vista del público. Nicholas De Jongh, crítico teatral del Evening Standard, ha escrito una obra en la que veremos a Gielgud, interpretado por Jasper Britton, mirar con alegría en un baño público a un hombre que luego resulta ser un policía encubierto. Pero Plague Over England está preocupado por mucho más que el arresto de Gielgud en 1953 bajo el cargo de "detenido por fines inmorales". La obra muestra el entorno en el que habitaba Gielgud y las fuerzas armadas contra él. Sus personajes incluyen al productor que casi terminó su carrera, el virulentamente anti-homosexual Lord Chief Justice Rayner Goddard (un hombre, dice de Jongh, "obsesionado por la obsesión"), un estadounidense que huía de la paranoia anticomunista de su propio país y un médico. quien dice "curar" la atracción hacia el mismo sexo con la terapia de descarga eléctrica al estilo Clockwork Orange. 
Los homosexuales habían sido temidos y odiados durante mucho tiempo en Inglaterra como hombres que, según se creía, se aprovechaban de los jóvenes inocentes y, por lo tanto, no eran aptos para llevar una vida normal y feliz. Hasta 1967, se arriesgaban a ser enjuiciados por lo que la ley llamaba "actos de gran indecencia entre hombres", incluso en privado, y podían ser arrestados simplemente por mostrar, en opinión de un espía de la policía, una intención de cometerlos. La policía de toda Inglaterra estaba alerta por cualquier indicio de comportamiento homosexual. El oficial que arrestó a Gielgud era parte de un escuadrón de la Policía Metropolitana establecido en 1930 que acechaba regularmente en los baños del centro de Londres.  
El año en que Gielgud se afligió por la conveniencia de Chelsea fue particulannente peligroso para los homosexuales, ya que la mayor franqueza del período permitió que los políticos, la policía y la prensa se beneficiaran al inflamar la histeria pública, advirtiendo que una "plaga" o la "epidemia" de sodomía estaba barriendo la tierra. La represión del gobierno conservador contra los hombres que en décadas anteriores habrían estado protegidos por su posición comenzó en serio. El diputado laborista William Field simplemente tuvo que renunciar y pagar una multa, pero el popular autor de viajes Rupert Croft-Cooke y Lord Montagu de Beaulieu, junto con dos de sus invitados, serían juzgados y condenados a entre nueve y 18 meses de prisión. 
El clima de miedo era escalofriante para los hombres homosexuales que prestaban la más mínima atención a las noticias. Gielgud, sin embargo, era, en sus propias palabras, un "tonto gubbins" que no tomó nada aparte de su trabajo. 
El 21 de octubre, después del ensayo para la elegante A Day By the Sea de NC Hunter, este hombre supremamente mundano, de 49 años, tomó unas copas en una fiesta y luego visitó un baño popular entre los cottagers. Nicked, consciente de que debía dar una identidad falsa, dijo que era un empleado llamado Arthur (su verdadero nombre) Gielgud. Al día siguiente compareció ante un magistrado que no sabía quién era, lo multaron con £ 10 y le ordenó, con el desdén y la ignorancia sexual de la época, "ver a su médico en el momento en que abandona este tribunal". Desafortunadamente, un reportero de Evening Standard mejor informado también estaba allí. Cuando el periódico de esa tarde salió a la calle, él estaba en primera plana. Uno puede imaginar la vergüenza y el terror con el que Gielgud apareció en el ensayo (había considerado suicidarse) para el papel de un diplomático soltero cuya madre se preocupa de que esté solo y sin amor. Pero la compañía, dirigida por su coprotagonista, Dame Sybil Thorndike, de hecho lo recibió con los brazos abiertos. "Oh, John", dijo ella, en uno de los juegos dobles más magníficos de todos los tiempos, "¡has sido un cabrón tonto!" Sin embargo, el productor de A Day By the Sea, el inmensamente poderoso Binkie Beaumont, vio a los líderes de los periódicos y el correo de odio, y le preocupaba que el público se mantuviera alejado. Sin embargo, sus pensamientos de despedir a la estrella fueron controlados por el hermano de Gielgud, Val, quien aplicó un chantaje poco juicioso sobre la vida privada de Binkie. 
Aunque todos estaban nerviosos de que Gielgud pudiera ser recibido con silencio, o incluso abucheos, en su primera aparición en la inauguración en Liverpool, en caso de que lo alegraran hasta las vigas, ya que nuevamente estaría en Londres. Cinco meses después, sin embargo, comenzó a sufrir visión doble, tuvo un colapso y tuvo que abandonar la obra. Nunca habló del incidente públicamente, ni se refirió a él en sus varios volúmenes de memorias, y hasta su muerte en 2000, otros escritores respetaron su deseo de que se olvidara. 
De Jongh recuerda una excepción: en el 80 cumpleaños de Gielgud, el crítico bastante extraño y muy religioso Harold Hobson escribió que el episodio "repugnante" no habría sucedido si solo se hubiera casado. De Jongh basó su descripción del incidente en el informe de un amigo actor que tuvo la temeridad, cerca del final de la vida de Gielgud, de preguntarle qué sucedió realmente. En la versión de Gielgud, no había ido a buscar sexo, pero su cuenta fue puntuada por su compañero de toda la vida, Martin Hensler, gruñendo: "¡No, no, John, siempre miente!" Gielgud era conocido, dice De Jongh, como aficionado al sexo anónimo en los baños: "a una de las razones por las que su caballería [solo unos meses antes del arresto] se pospuso durante años". Incluso se sabía que tenía una "gorra de crucero" para tales incursiones, un intento de disfrazarse de alguien más bajo en la escala social. Pero, De Jongh dice: "No había nadie en el momento lo suficientemente cerca de él como para decir: 'John, no debes'". 
El arresto tuvo consecuencias importantes, y no solo para Gielgud, a quien la embajada británica en Washington le dijo que se olvidara de una producción estadounidense, ya que podria resultar "una vergüenza". Después, dice Jongh, "se abrieron las compuertas", ya que el público se enfrentó al hecho inquietante de que un artista extremadamente distinguido y querido era una de las personas que, en teoría, despreciaban. 
El escándalo contribuyó a que la Comisión Wolfenden, creada el año siguiente para estudiar la prostitución, asumiera también la homosexualidad. Sus recomendaciones finalmente condujeron a la despenalización. 
De Jongh cree que, si bien el asunto rompió emocionalmente a Gielgud, se recompuso de una manera que lo hizo más adecuado para un teatro en un mundo de mayor cambio y agitación. Recuerda una de las mejores actuaciones de Gielgud, que según él fue informada por esa conciencia de pérdida y culpa, en David Storey's Home (1970). "Se sentó, sin decir casi nada, pero las lágrimas rodaron por sus mejillas. Era la imagen de una desesperación silenciosa y destrozada. Nadie de la generación actual de los llamados grandes actores podría hacer eso ahora". En "Interpretar a Shakespeare", Gielgud nos trasmitió toda esa sabiduría, salpicada de recuerdos personales, divertidas anécdotas y observaciones mordaces. Un libro que se hace imprescindible para cualquiera, profesional o aficionado del teatro, que quiera entrar en el fascinante universo de Shakespeare y de la puesta en escena de sus obras. Desde un jovencísimo Hamlet hasta un maduro Próspero, desde un Julio César escolar a protagonista absoluto en la compañía del National Theatre, pasando por experiencias tan atipicas como alternar el papel de Romeo y el de Mercucio con Laurence Olivier (sin olvidar ese inevitable e inolvidable paso intermedio que en el mundo del teatro se conoce como «sacar la lanza»), Sir John Gielgud ha recorrido el espectro del teatro de Shakespeare durante la práctica totalidad del siglo XX. Nadie como él ejemplifica la figura del actor consagrado a su oficio, entregado durante su larga y prolífica vida profesional al estudio y difusión de la obra del que se considera el máximo genio de la dramaturgia universal. Y no poco ha colaborado a esta sabiduría su trabajo en común con algunos de los directores más emblemáticos del siglo: Harvey Granville Barker, Peter Brook, Peter Hall... hasta llegar a su última versión cinematográfica de "La Tempestad" ("Prospero's Books", dirigida por Peter Greenaway), en la que se carga con la responsabilidad de decir el texto completo.

 Cary Grant 
(nacido Archibald Alexander Leach, Bristol, 18 de enero de 1904 - Davenport, Iowa, 29 de noviembre de 1986).


Cary Grant fue el rey absoluto de la alta comedia. Conquistó al público con una elegancia natural, su ingenio y una atractiva mirada. En la pantalla sedujo a las más bellas actrices del firmamento cinematográfico: desde Joan Fontaine, Grace Kelly o Ingrid Bergman hasta Sophia Loren, de la que quedó prendado tras rodar con ella en Ávila el drama histórico de Stanley Kramer Orgullo y pasión. Su carrera abarcó casi cuatro décadas y dejó un legado de más de setenta películas. 
Su verdadero nombre era Alexander Archibald Leach y nació en Bristol (Reino Unido) en 1904, en el seno de una familia humilde y conservadora. Su pasión por el teatro le llevó a enrolarse con 15 años en una compañía ambulante, y en 1920, desembarcó en los Estados Unidos para dar el salto a Broadway, interpretando personajes en comedias musicales. En 1931 viajó a Hollywood y poco a poco pasó de ser un actor de reparto a convertirse en una gran estrella. Su atractivo rostro no pasó desapercibido por los cazatalentos y los estudios Paramount le ofrecieron un contrato. Ese fue el comienzo de una carrera no exenta de altibajos que le catapultó a lo más alto y le otorgó la fama de elegante seductor y perfecto caballero. Reinó en todos los géneros cinematográficos, encamó los personajes más impensables y trabajó con grandes directores, desde George Cukor hasta el rey del suspense Alfred Hitchcock, que lo dirigió en cuatro filmes y llegó a decir: "Podría actuar con la cara manchada de huevo y seguiría pareciendo tan fascinante como siempre". 
El American Film Institute lo colocó en el segundo puesto de los actores legendarios de todos los tiempos, solo por detrás de Humphrey Bogar. Estuvo nominado como mejor actor en dos ocasiones por Serenata nostálgica (1941) y Un corazón en peligro (1944). Pese a su larga trayectoria profesional, el Oscar se le resistió. Y es que la Academia le dio la espalda porque Grant se atrevió a criticar las prácticas abusivas de los grandes estudios y apoyaba abiertamente a actores caídos en desgracia como Ingrid Bergman o Charles Chaplin. Finalmente, en 1970 Hollywood le otorgó una estatuilla honorífica. 
Tras su aparente serenidad, Cary Grant escondía una tremenda inseguridad fruto, en parte, de una infancia problemática. Este 29 de noviembre se cumplen 30 años de la muerte del protagonista de Sospecha. Tenía 82 años cuando un ataque cardiaco le sorprendió de madrugada. Con motivo de la efeméride, repasamos las sombras de una de las estrellas más reservadas de Hollywood. 
INFANCIA TRAUMÁTICA. 
Grant arrastró siempre las heridas de una infancia dolorosa, marcada por la ausencia de la madre y la autoridad de un padre, Elías Leach, que prefería darle a la bebida antes que cuidar de su hijo. Sus primeros años de vida no fueron muy felices ya que sus padres no se llevaban bien. A la edad de 9 años, su progenitor le dijo que su madre se había ido de casa durante un tiempo para pasar unas "largas vacaciones". Sin embargo, lo cierto era que la había internado en un sanatorio mental contra su voluntad. Elías aprovechó que su mujer sufría una depresión clínica severa tras la muerte de su primer hijo para irse con su amante de turno. Grant creyó que su madre le había abandonado y este hecho le afectó muchísimo psicológicamente durante años. 
El actor creció hablando por teléfono con su padre, éste le confesó la verdad. En la sala de visitas de una tétrica institución mental, Elsie, de 56 años y su hijo se volvieron a ver después de tanto tiempo. El actor, que ya era famoso, se encargó de que a su madre no le faltara de nada y la trasladó a una residencia privada, donde moriría dos semanas después de cumplir 95, mientras dormía la siesta. Grant nunca quiso dar demasiados detalles en público sobre su desafortunada infancia e incluso la falseó, haciéndose pasar por hijo de una familia con tradición teatral y dedicada a prósperos negocios. 
GIGOLÓ EN NUEVA YORK. 
Su anhelo de llevar una vida diferente y ser amado le llevó a convertirse en actor. En 1917 consiguió su primer trabajo en un escenario. Se unió a un grupo de jóvenes acróbatas y allí encontró el hogar que nunca tuvo. En 1920 se fue con ellos a América en una gira que duró dos años. Quedó hechizado por el ambiente de Nueva York, donde además de hacer vodevil y vender corbatas, llegó a ejercer de gigoló para ganarse la vida durante sus años mozos. Algunos biógrafos aseguran que la actriz Mae West tenía una agencia de gigolós en la Gran Manzana y Cary era el más solicitado de su catálogo. Entre sus clientes se encontraban tanto damas como caballeros de la alta sociedad neoyorquina, entre ellos el diseñador Orry Kelly, con el que se dice que protagonizó algunas escandalosas escenas de celos. 
BISEXUAL. 
Aunque se casó hasta en cinco ocasiones, la preferencia de Cary Grant por los hombres fue siempre un secreto a voces hasta su muerte. Sin embargo, él nunca lo admitió. Entre sus íntimas amistades masculinas destaca la que mantuvo durante años con el actor Randolph Scott, al que conoció en el set de la película Sábado de juerga (1932). Cary y Randolph decidieron de inmediato vivir juntos y una muestra de la buena sintonía que había entre ellos la recogió Ben Maddox en la revista Modem Screen, que publicó fotos de ambos en su mansión de Malibú en las que se les podia ver cocinando, dándose un baño en la piscina o leyendo en el salón. Los publicistas de la Paramount tuvieron que inventarse toda clase de farsas para satisfacer la moral californiana, colocando al lado de los intérpretes jóvenes bellezas para no debilitar su imagen de seductores. 
Presionados por los estudios de cine, tuvieron que romper su relación en 1940, aunque nunca dejaron de verse. El libro "Cary Grant: el corazón solitario", de Charles Higman y Roy Moseley, asegura que el intérprete de Historias de Filadelfia tuvo su primer amante a los 17 años, un actor de aspecto viril llamado Francis Renaull. Después apareció el australiano Jack Kelly, cinco años mayor y de rostro afeminado que se dedicaba a pintar murales. Los autores del libro también señalan al magnate Howard Hugues como uno de los amantes más fogosos de Grant, con el que tuvo un apasionado romance. 
POSESIVO, MANIÁTICO Y VIOLENTO. 
Grant tenía fama de ser un hombre de carácter posesivo con sus esposas. Con la primera de ellas, la actriz Virginia Cherrill, solo estuvo casado un año. El divorcio se convirtió en un proceso escabroso en el que ella le acusó de malos tratos, que nunca fueron probados, y de ser amenazada, además de asegurar que Grant bebía en exceso. 
Su matrimonio con la multimillonaria Barbara Hutton tampoco llegó a buen puerto, aunque su relación siempre fue cordial. Con su tercera mujer, la actriz Betsy Drake, estuvieron unidos casi trece años. Luego llegaría Dyan Cannon, con la que tuvo a su única hija, Jennifer. Con esta actriz el matrimonio finalizó de forma escandalosa. Ella le acusó de violencia doméstica, de encerrarla en el armario y prohibirle usar ropa "demasiado corta". La sentencia calificó a Grant de "hostil e irracional". 
En 1981, el actor contraería nupcias por quinta y última vez con Barbara Harris, relaciones públicas de un hotel y 47 años más joven. Por otra parte, Grant también tenía fama de maniático. Entre sus extravagancias destacan la de plancharse los cordones de los zapatos, tener siempre una rosa roja en su bandeja del desayuno, usar lencería de mujer o elegir de forma escrupulosa su vestuario. 
TACAÑO. 
Las penurias económicas que padeció en su infancia le hicieron controlar mucho el dinero que ganaba. Pese a llegar a cobrar más de tres millones de dólares por película, que lo convirtieron en el actor mejor pagado de su tiempo, Grant tuvo una merecida fama de tacaño en Hollywood. El temor a volver a ser pobre siempre le rondaba por la cabeza y llegó a recibir sesiones de psicoanálisis para evitar pesadillas relacionadas con la pobreza. Le apasionaban las carreras de caballos y las apuestas, pero nunca invertía más de un par de dólares. También hay varias fuentes que afirman que llegaba a cobrar entre 15 céntimos y un dólar por cada autógrafo que firmaba. El actor se quejaba de los impuestos que debía pagar y en todos sus matrimonios firmó contratos prenupciales. CONSUMIDOR DE LSD. 
Su tercera mujer, Betsy Drake, fue la responsable de los devaneos de Grant con el LSD, una droga que produce efectos alucinógenos y que estuvo muy de moda en los años 60. Ella le recomendó que acudiera a la consulta de su psicoterapeuta para que le ayudara a superar los traumas de su infancia. 
En 1959, cuando Grant tenía 55 años, empezó a consumir LSD como parte de una terapia psicológica desarrollada por el doctor Mortimer Hartman. Bajo su supervisión, tomó la droga durante tres años en un total de 100 sesiones. Cada sesión duraba 6 horas y a menudo eran sesiones colectivas en las que también participaban otros pacientes. Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz, fue compañero de viajes lisérgicos de Grant en varias ocasiones. En algunas sesiones, el protagonista de Con la muerte en los talones sufrió estallidos de violencia y en una ocasión destrozó los muebles de su casa. Cuando en 1968 se ilegalizó el LSD, Grant abandonó su consumo. 


Farley Granger 
Farley Earle Granger (1 de julio de 1925 - 27 de marzo de 2011).


Su buena apariencia (rostro sensual, ojos de ciervo, labios carnosos, cabello negro azabache) podría haber venido del bosquejo compuesto de un director de reparto del protagonista romántico de Hollywood. Su porte era recto, su cuerpo delgado sutilmente musculoso; aquí había una belleza genérica adecuada para el culto de una audiencia. Incluso el nombre majestuoso, que coincidía con su perfil patricio, sonaba falso, como si la oficina principal lo hubiera confeccionado para su última estrella de chico guapo. Pero realmente nació Farley Granger. 
En realidad era un buen actor. Y para los directores que sabían exponer la inestabilidad emocional detrás de esa hermosa fachada, él era el alma problemática de la agitación moral de la posguerra en Estados Unidos, más suave que Brando, más oscuro que Dean. Granger, quien murió a los 85 años en Manhattan, pasó más de medio siglo en películas estadounidenses e italianas, en dramas de televisión y dentro y fuera de Broadway. En días posteriores se convirtió en un icono gay por la bisexualidad que pudo haber sugerido en sus papeles en el cine, y, más tarde lo reconoció, en su vida personal. Pero Granger es recordado, o debería serlo, por cuatro películas que hizo en su mejor momento: They Live by Night de Nicholas Ray (hecha en 1947, lanzada en 1949), La soga de Alfred Hitchcock (1948) y Extraños en un tren (1951) y Senso de Luchino Visconti (1954). Ese es un cuarteto de películas y actuaciones de las que cualquier actor podría estar orgulloso. 
Farley Earle Granger, Jr., era hijo de un concesionario de automóviles de San José que, después de que su negocio fracasara en los primeros años de la Gran Depresión, trasladó a la familia a Los Ángeles. Allí, un buscador de talentos para el estudio Samuel Goldwyn vio al adolescente Farley, Jr., en una obra de teatro y lo contrató para el poderoso productor independiente, que quería cambiar el nombre del actor a Gregory Gordon; Granger se resistió. 
Ahora con 18 años, fue elegido de inmediato en dos películas de guerra dirigidas por Lewis Milestone: la pro-soviética The North Star (que seria retransmitida para la televisión durante la Guerra Fría de la década de 1950) y The Purple Heart, en el que interpreta a un miembro de un bombardero cuya tripulación es capturada y torturada por los japoneses. Después de su propio servicio en la Marina de los EE. UU., Granger hizo otras películas para Goldwyn, incluyendo Enchantment y Roseanna McCoy, pero su trabajo más importante fue en préstamos. El primero fue el primer largometraje de Ray, originalmente llamado Thieves Like Us (de la novela de Edward Anderson en la que se basó) y renombrado They Live by Night cuando RICO, ahora propiedad de Howard Hughes, lanzó la película dos años después. Granger es Bowie, un joven de 23 años que pasó los últimos siete años tras las rejas y acaba de salir con otras dos desventajas; con la esperanza de seguir recto, se enamora de Keechie (Cathy O'Donnell), hija de uno de los confederados de la pandilla. Al igual que en 1937 You Only Live Once de Fritz Lang, la película de Ray cuenta la historia de los proscritos de la vida real Clyde Barrow y Bonnie Parker y los glamoriza como casi inocentes que se alejan de una sociedad injusta y se dirigen hacia una fatalidad que no merecen. En 1950, Gun Crazy le daría un giro a la historia, con el ingenuo John Dall seducido por la francotiradora Peggy Cummins para financiar su amor con una ola de crímenes. El propio Ray usaría el dispositivo de la trama soulful-teens-on-thc-run en Rebelde sin causa, con James Dean y Natalie Wood como la pareja cruzada de estrellas. 
A los 22 años, el verano en que vivieron esa noche, Granger se ve más preparatorio que criado en prisión, pero su aspecto hosco y saturnino es un complemento ideal para la pálida dulzura de O'Donnell, especialmente capturado en gigantescos y cambiantes primeros planos que prefigurar por unos años tomas similares de Elizabeth Taylor y Montgomery Clift en A Place in the Sun. Aunque él es el ex convicto y ella su leal ayuda, a menudo es la figura dominante: conducir su automóvil, por ejemplo, y acariciarle la cabeza mientras descansa sobre su hombro. Keechie será el amante de Bowie, su madre, y, si puede, su salvador. Hasta el final, sus premoniciones de fatalidad no pueden sofocar su optimismo. "Te digo que solo soy una oveja negra", dice, y la chica enamorada responde: "Lo único negro de ti son tus pestañas. No será la última mujer de la película en ser cegada por la belleza de Granger. 
Hitchcock lo eligió como un villano en La Soga y el supuesto héroe de Estraños en un tren; pero Phillip Morton y Guy Haines tienen mucho en común. Phillip, en La Soga, es persuadido por su amigo más malévolo Brandon Shaw (Dail, dos años antes de Gun Crazy) para matar a un chico y, como un juego que muestra su superioridad, para meter el cadáver en un baúl que quedará en su sala de estar durante una fiesta. Guy, en Extraños en un tren, es un profesional del tenis que casi es chantajeado para cometer un asesinato a instancias de un encantador psicópata, Bruno Antony (Robert Walker), que ya le ha hecho a Guy el favor de matar a su mujer astuta. 
Finalmente, Granger obtuvo su último gran papel con Luchino Visconti en Senso, como oficialillo austríaco con capa blanca del que se prenda la buena de Alida Valli en pleno estallido de Verdi y del Risorgimento. Fue en 1954, y luego vino la decadencia, pero me da que Farley fue un hombre feliz y realizado en lo personal. Qué hermoso melodrama, ése si. 
El resto de su filmografia es irrevelante. En las memorias recientemente publicadas de Farley Granger "Include Me Out", el antiguo ídolo de la pantalla hace una revelación que es inusual entre los libros reveladores de Hollywood: era bisexual. Granger describe una noche en Honolulu que personificó su vida. Un recluta de la Marina virgen y en tiempos de guerra de 21 años, estaba decidido a cambiar su estado. Lo hizo con una joven y encantadora prostituta. Estaba a punto de abandonar las instalaciones cuando se encontró con un apuesto oficial de la Marina. Granger pronto volvió a la cama. "Perdí mi virginidad dos veces en una noche", escribe. 
Granger, de 81 años, que protagonizó los thrillers de Alfred Hitchcock, recientemente habló sobre sus relaciones en una entrevista desde su apartamento en Nueva York. "Mi romance de toda la vida con Shelley (Winters) fue en gran medida una historia de amor. Se convirtió en una relación muy compleja, y estuvimos cerca hasta el día de su muerte", dijo. Un romance más breve con Ava Gardner comenzó cuando ambos discutieron con sus citas en una fiesta navideña de Hollywood. "Nos conocimos en el bar y nos fuimos juntos", recordó. "Fue un asunto corto pero bastante intenso y enormemente divertido". 
Granger también escribe sobre sus asuntos con celebridades del mismo sexo. Durante un tiempo, vivió con Arthur Laurents, escritor de las versiones teatrales y cinematográficas de "West Side Story" y "Gypsy". En Nueva York, Granger dice que tuvo una aventura de dos noches con Leonard Bemstein. Desde la década de 1960, el compañero de Granger ha sido Robert Calhoun, quien comparte el crédito de escritura en "Include Me Out". El título proviene de una leyenda sobre el primer jefe de Granger en Hollywood, Samuel Goldwyn. Cuando los líderes de otros estudios se unieron para promover un asunto de la industria, Sam, según los informes, pronunció su Goldwynismo más famoso: "Inclúyeme". 
Hasta ahora, Granger no ha discutido su bisexualidad públicamente. "Nunca había escondido nada, y nadie me hizo ninguna pregunta", dijo. "Mi única salida fue hace ocho o 10 años cuando era viejo. Arthur Laurents dio una entrevista en la que me delató públicamente". La homosexualidad fue un asunto dificil durante la mayor parte de la historia de Hollywood. William Haines, un popular comediante ligero en cine mudo y películas sonoras tempranas, perdió su carrera cuando estuvo involucrado en un asunto homosexual público. Se convirtió en decorador de interiores. Ramón Novarro, protagonista del cine mudo en "Ben-Hur" y películas románticas, se desvaneció cuando su afición por los chicos se hizo conocida en Hollywood. En la vida posterior, se convirtió en un actor de carácter. Rock Hudson supuestamente tuvo que casarse para sofocar los informes de sus asuntos con los hombres. Solo cuando se estaba muriendo de SIDA se reveló su verdadera historia. "Creo que fue un acuerdo de caballeros mantener esos asuntos en silencio", comenta Kevin Thomas, escritor y critico de películas de larga data del Los Angeles Times, ahora semiretentado. "Esa era una era diferente. La revista "Confidencial" amenazaría y chantajearia a alguien, pero creo que en la prensa convencional, era tabú". Thomas cita las autobiografias de Tab Hunter y Richard Chamberlain como ejemplos de una nueva era de franqueza a través de la autoexpresión. 
El joven Granger ingresó al comercio de películas a la antigua usanza. Fue visto en una obra de teatro local, se sometió a una prueba de cine y se le otorgó un contrato semanal de $ 100 con el estudio de Goldwyn, MGM. Su padre firmó el contrato porque Farley tenia solo 17 años. Primero interpretó a un joven ruso en "North Star", luego fue prestado a 20th Century Fox para otra película de guerra, "Purple Heart". Cuando cumplió 18 años, se alistó en la Marina y pasó la mayor parte de la guerra en una unidad de entretenimiento en Hawai. De vuelta en Hollywood, su aspecto oscuro y atractivo atrajo a seguidores entusiastas de las adolescentes. Algunas de sus películas eran romances juveniles, pero también protagonizó los prestigiosos thrillers de Hitchcock. Su carrera cinematográfica disminuyó, Granger se mudó a Nueva York en la década de 1950 y comenzó una vida ocupada en dramas de televisión en vivo, telenovelas, Broadway y roadshow. Granger logró mantener su bisexualidad en secreto durante su carrera en Hollywood "Había camarillas para gays, como la que se conoció en la casa del director George Cukor", recordó. "Nunca fui invitado, y no creo que hubiera ido si lo hubiera sido. Tuve la suene de unirme a la multitud musical". Se hizo amigo de Judy Garland, la actriz Betty Garrett, los compositores Betty Comden y Adolph Green, y otros que se reunían los domingos en la casa de Gene Kelly para practicar deportes competitivos en el patio trasero y The Game (charadas) en el interior. Cuando el coreógrafo Jerome Robbins estaba de visita en Hollywood, Granger le preguntó a quién le gustaría conocer. Robbins respondió de inmediato: "Charlie Chaplin". Granger organizó una cena en su casa y se sorprendió cuando Chaplin aceptó la invitación. Después de la cena, se jugó el juego. Pero Chaplin, el gran pantomimista, demostró ser un fracaso en las charadas. Chaplin luego le preguntó a Robbins sobre un paso de baile. Robbins lo demostró y Chaplin se unió a él. Continuaron su extraño dueto para deleite de todos. 
Granger se siente afortunado de haber sido parte de la Edad de Oro de Hollywood. Escribe sobre lo que pudo haber sido la fiesta de Hollywood por excelencia. Gary Cooper llamó para invitar a Granger a una fiesta para Clark Gable. Granger aceptó rápidamente. ¿Y acompañar a Barbara Stanwyck, recién divorciada de Roben Taylor? Por supuesto. La propiedad de Cooper se desbordó con la élite de la ciudad: Greer Garson, Ronald Colman, Jimmy Stewart, David Niven, Ray Milland, James Mason, Deborah Kerr, Myma Loy y muchos otros. "Clark Gable llegó tarde, y fue una entrada para recordar", escribe Granger. "Se detuvo por un momento en la parte superior de las escaleras que conducían al jardin. Estaba solo, bronceado y con un traje blanco. Irradiaba carisma. Realmente era el Rey". 

Alec Guinnes 
(Londres, Inglaterra, 2 de abril de 1914 - Midhurst, West Sussex, 5 de agosto de 2000). 


¿Era bisexual? ¿Odiaba La Guerra de las Galaxias? Como tantas otras estrellas del Hollywood clásico, la vida privada del que fuese el gran maestro jedi siempre ha estado sujeta a la rumorología más descabellada. ¿Cómo era el famoso Alec Guinness de puertas para dentro? Con motivo del estreno de La Guerra de las Galaxias VII: El despertar de la Fuerza, vamos a tratar de descubrirlo." Alec Guinness me invitó a comer y me dijo 'en tu calidad de actor que recibe papeles de protagonista, no deberías tener nada que ver con nada político, y mucho menos con algo tan sucio como la homosexualidad. Te suplico que no lo hagas'. Eso era odio hacia sí mismo", rememoraba Sir Ian McKellen (El Señor de los Anillos), insinuando motivos ocultos tras esa declaración. Aunque tal relato se centran, en un principio, en explicar los redoblados esfuerzos con los que McKellen se lanzó a luchar por la causa LGTB, de la que hoy en dia se ha convertido en todo un exponente, despierta ciertas dudas sobre el otro histórico actor: ¿era Alec Guinness Queen?). Tres biografías se inclinan por el 'sí', uniéndole, de este modo, a la larga lista de artistas que han sido sacados del armario tanto por biógrafos como por el mismo McKellen, cuando no ser heterosexual ha dejado de considerarse un anatema o cuando, simplemente, se han ido de la lengua, ya que el cuidado al hablar no ha sido nunca una característica ni de los primeros, ni del segundo. 
Estas obras (la de Sheridan Morrey, la de Piers Paul Reed y la de Garry O'Connor) dan legitimidad a los recuerdos de Sir lan McKellen: rememoran el arresto, acusación y posterior multa a Guinness por 'realizar un acto homosexual' en un baño público de Liverpool, allá por 1946. No queda muy claro si la discreción que rodeó al incidente se debió a la ineptitud de las autoridades o a su complicidad (había, después de todo, oficiales favorables a una reforma de ley de la homosexualidad), pero, según se cuenta, el suceso no habría trascendido a la prensa (como sí lo hizo el de Sir John Gielgud, siete años más tarde) porque el futuro Obi Wan Kenobi habría dado un nombre falso a las autoridades. Concretamente el de Herbert Pocket, personaje de una de las novelas de Charles Dickens, Grandes esperanzas, que ya había interpretado en una versión teatral y que se disponía a retomar en una adaptación a la pantalla grande por aquella época. ¿Es comparable su caso, entonces, al de Greta Garbo, Marlene Dietrich o Cary Grant, cuya sexualidad era, ciertamente, un secreto a voces? El hecho de que Guinness fuese bisexual podría haber sido conocido tanto por su familia como por su círculo de amistades más cercano. La dama del Imperio Británico Gladys Cooper, perteneciente a este último grupo, recordaba cómo Alec, "como actor, era un poco como un espía, lo que le hacía bueno en el engaño. Mantenía ese otro lado de su vida en secreto. Era bastante religioso, se autoculpaba". 
Si bien Guinness proviene de una época en la que ser bisexual -o, peor, que la audiencia supiera que era bisexual- todavía podría haberle reportado problemas, podemos decir sin temor a equivocamos que no es la polémica más grande en la que ha sido implicado después de fallecer. 
En Alee Guinness: The Authorised Biography (la de Piers Paul Reed), se narraba cómo la leyenda inglesa del cine odiaba la película por la que hoy toda una generación se le recuerda. Eso sí que se puede definir como una 'conmoción en la Fuerza'. Así describía sus sentimientos con respecto al rodaje de La Guerra de las Galaxias (que luego seria retitulada como La Guerra de las Galaxias IV: Una nueva esperanza)" me han ofrecido una película (de la 20th Century Fox) que quizás acepte, si me ofrecen la cantidad de dinero adecuada", le relataba a un amigo, "Se rodará en Londres y en el norte de África, empezando a mediados de marzo. Es de ciencia ficción -lo que hace que me lo piense dos veces-, pero va a ser dirigida por Paul Lucas [mencionó líneas más tarde también a un tal Tennyson Ford'], el que hizo American Graffiti, lo que me hace pensar que debería aceptar el papel. Es un papel grande. Mierda de cuento de hadas pero podría ser interesante. A lo mejor". ¿Con qué versión se deben quedar? ¿Cuál es la fuente más fidedigna? Como sucede cada vez que se analiza a un personaje histórico, los sentimientos previos de cada biógrafo (y de cada periodista), pueden perfectamente haber 'decorado' el resultado posterior. ¿Era bisexual? ¿Odiaba La Guerra de las Galaxias? Que la Fuerza le muestre el camino. 

ROCK HUDSON 
Roy Harold Scherer, Jr. (Winnetka, Illinois, 17 de noviembre de 1925 - Beverly Hills, California, 2 de octubre de 1985).

En una bella fantasía. En la noche del Oscar de 1948, la misma tarde en que en la vida real, la problemática Canción del Sur de Walt Disney recibió un Oscar honorario por la actuación de James Baskett, Rock Hudson salió del armario frente al mundo entero. De pie en la alfombra roja con su mano en Archie Coleman's, un hombre negro que fue nominado para el Oscar al Mejor Guión Original, Rock anuncia su amor al mundo y dice que no tiene miedo. Pero como muchas cosas brillantes en los programas de Ryan Murphy, todavía es solo una fantasía. En la vida real, no había Archie Coleman, ni Meg para catapultar la carrera de Rock Hudson hacia la defensa liberal, y no había que salir del armario. 
En los últimos años, Rock Hudson es probablemente más recordado, ya sea que le haya gustado o no, como la cara de la epidemia de SIDA que devastó a la comunidad gay y a muchos otros durante las décadas de 1980 y 1990. Pero su vida no fue la de un mártir, ni necesariamente una de empoderamiento. Rock Hudson fue un hombre de su tiempo, y que dejó un legado irremplazable en la historia de Hollywood durante su breve vida. Roy había venido a la Ciudad de los Ángeles buscando encontrar a ese padre biológico después de que terminó la Segunda Guerra Mundial. Antes de eso, como muchos otros jóvenes en su generación, Roy sirvió en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Después de graduarse en la escuela secundaria en 1943, incluso simplemente se alistó en la Marina de los EE. UU., En lugar de esperar el reclutamiento, donde pasó a servir como mecánico en Filipinas. Pero en 1946, fue dado de alta en San Francisco y muy cerca de Hollywood cuando viajó al sur en busca de su padre. 
Viviendo por un breve tiempo con su padre y una nueva familia que había comenzado, Roy trabajó como vendedor y luego como camionero después de que su padre lo echó. Rara vez volvieron a hablar entre ellos. Aún así, las cosas estaban a punto de buscar a Roy después de que un amante masculino le contó sobre Henry Willson, el agente de talentos que descubrió a Lana Turner y anteriormente dirigió el aparato de fundición de David O. Selznick (Selznick es el productor detrás de Lo que el viento se llevó). Willson había abierto recientemente su propia agencia de talentos donde estaba firmando y preparando actores jóvenes y brillantes como Tab Hunter y Guy Madison. Esos, por supuesto, no eran los nombres reales de Guy o Tab, pero Willson tenía una inclinación por firmar casi exclusivamente a jóvenes fornidos a los que rehízo a su propia imagen, incluso al doblarlos con apodos estelares. Hizo lo mismo por Roy después de que el joven le envió sus fotografías en 1947. Bautizándolo "Rock", Rock por el peñón de Gibraltar (La Roca), y "Hudson", del río Hudson, a Willson se le atribuye "inventar Rock Hudson". Quizás por eso Rock al principio odiaba su nuevo nombre. Sin embargo, se quedó, al igual que otras supuestas mejoras de Willson, incluyendo poner fluidas a los dientes de Rock y profundizar su voz. 
Hollywood cita la leyenda de que Willson le aconsejó a Rock que gritara tan alto como sus pulmones pudieran desde lo alto de una montaña, fue cuando tuvo su próximo resfriado, pero si eso realmente sucedió o no, la cirugía de garganta aún era necesaria. Willson también presentó a Rock al director y productor Raoul Walsh, quien en otra vida dirigió a High Sierra (1941) y Strawberry Blonde (1941) antes de la guerra; también tiene la distinción de interpretar a John Wilkes Booth en la carta de amor de Griffith, El nacimiento de una nación (1915). Al igual que Willson, Walsh fue tomado por la buena apariencia de Rock y lo firmó con un contrato antes de elegirlo en su próxima película, Fighter Squadron (1948). Un melodrama aéreo de la posguerra que influiría en George Lucas en los años venideros, la película le proporcionó a Hudson un pequeño papel que se hizo aún más pequeño cuando su escena se redujo debido a una actuación legendariamente mala. A pesar de tener solo una línea, Hudson la destrozó tanto que tuvo que ser reescrita para 38 tomas más tarde. 
Walsh pronto pasó a Hudson a Universal Pictures, donde recibió lecciones de actuación, canto, baile, equitación y esgrima. Pero quizás la primera señal de que era un actor para mantener era lo popular que se hizo después de hacer una sesión de fotos para la revista Photoplay. Así, Rock pronto fue promovido a la categoría de hombre líder después de protagonizar Scarlet Angel (1952), donde interpretó a un capitán de barco que busca hacerse rico en medio del melodrama posterior a la Guerra Civil en 1865, Nueva Orleans. 
Después, Hudson se convirtió en una estrella B en Universal, incluso en Taza, Son of Chochise (1954), un western en tecnicolor hilarantemente problemático con Rock como el hijo desgarrado de un indio apache. Sin embargo, la carrera de Rock no despegó hasta que protagonizó junto a Jane Wyman en Magnificent Obsession ese mismo año. Interpretando a un hombre que se convirtió en médico por culpa de un sentimiento de culpa después de arruinar la carrera de otro médico, Rock encarnó una sensación de nobleza herida cuando encontró la expiación al curar la ceguera de la mujer que amaba. El papel condujo a una variedad de grandes personajes principales, el principal de ellos en Gigante de George Stevens (1956). 
Stevens, uno de los directores más versátiles de Hollywood, regresó de la Segunda Guerra Mundial decidido a hacer dramas más aterradores y terrosos después de todas las películas y musicales de aventuras que dirigió en la década de 1930, carrera en televisión y teatro después de que los estudios de cine dejaron de llamar. 
También fue infame víctima de una broma que salió mal cuando amigos enviaron invitaciones de boda entre él y el vecino de Huntington Beach, Jim Nabors, como una broma. Este último había interpretado a Gomer Pyle en The Andy Griffith Show, por lo que la mordaza era que Rock Hudson se convertiría en "Rock Pyle". Pero después de que los tabloides se enteraron, fue el final de la amistad de Nabors y Hudson. Finalmente, Tom Clark se mudó de la casa de Hudson y, en la década de 1980, Hudson comenzó una aventura con el mucho más joven Marc Christian. Pero continuó teniendo otras aventuras al costado, incluida una que resultó fatal. 
En 1984, Rock recibió una llamada de un hombre más joven que había conocido el año anterior en Nueva York. El conocido reveló que dio positivo por VIH. Rock pronto descubrió que él también tenía el virus que causaba el SIDA, pero se negó a hacerlo público. De hecho, ese mismo año visitó a los viejos amigos de Hollywood Nancy y al presidente Ronald Reagan en la Casa Blanca. Hudson aparentemente tenía una lesión notable causada por el SIDA en su cuello. Sin embargo, continuó tratando de trabajar, apareciendo en Dynasty donde insistió en fingir sus escenas de besos (ya que no sabían cómo se transmitía el SIDA), y luego apareció en el nuevo programa de entrevistas de su amiga Doris Day en 1985. Fue mientras que en este último, su aspecto notablemente demacrado fue noticia nocturna. Luego voló a París por segunda vez para recibir tratamiento por parte de médicos franceses, pero se enfermó tanto en el hotel que lo llevaron inmediatamente al Hospital Americano de París. Allí, sus médicos se negaron a ocultar su condición a los periodistas, por lo que solo por pura reticencia Rock finalmente redactó un comunicado de prensa anunciando que tenía SIDA. Su agente de prensa francés, Yanou Collart, dijo que si fuera la elección de Rock, "nunca admitiría que tenía SIDA". Aún así, se convirtió en noticia nacional en su país que sacudió a América central: el apuesto y guapo Rock Hudson, a quien las mujeres amaban, tenía el "virus gay", que los conservadores en el país trataron como una "aflicción moral". 
El amigo de Rock, Reagan, se negó incluso a reconocer personalmente el SIDA en público. No es que Rock haya admitido públicamente que era gay. Fue su amigo Armistead Maupin quien efectivamente lo reveló a la prensa. Durante toda su vida, Rock prefirió el armario, incluso cuando provocó tics ansiosos como morderse las uñas hasta que se decoloraron. Tal como estaban las cosas, Hudson anunció que tenía SIDA en julio de 1985. Estaba muerto en octubre. Sin embargo, su admisión de tener la enfermedad obligó a gran parte de América a comenzar a reconsiderar lo que pensaban sobre el SIDA, así como a los hombres homosexuales, y Morgan Fairchild no estaba exactamente reflexionando: "La muerte de Rock Hudson le dio una cara al SIDA". 
No es que Reagan incluso dijera públicamente la palabra "SIDA" hasta 1987, casi dos años después de que la enfermedad matara a su amigo. No importa liderar una respuesta nacional integral. La vida de Rock fue un asunto mucho más complicado y matizado de lo que Hollywood le gusta imaginar en su utopía. Un hombre definido por las actitudes y la cultura de mediados del siglo XX, una cultura que lo dejó sufrir en silencio, Rock aún ayudó a proporcionar una mayor aceptación en la cultura estadounidense por la dignidad de los hombres homosexuales, además de liderar una carrera que tiene un brillante legado propio. Puede que no sea la historia de Hollywood, pero a su manera, es muy honesta. 








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KIM NOVAK: BIOGRAPHY

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